La doble desaparición de Natascha

La noticia sacudió al mundo en agosto de 2006. Natascha Kampusch, una niña austriaca que estuvo desaparecida durante ocho años, reapareció luego de fugarse del sótano donde su secuestrador la mantenía cautiva. Natascha se convirtió en una celebridad instantánea y fue el foco de atención de la prensa internacional durante un mes.

El clímax llegó cuando concedió una entrevista a la televisión pública austriaca ORF, que batió récord de audiencia en aquel país con 2.7 millones de teleespectadores. Guapa, resuelta y segura de sí misma, habló de su calvario y declaró:

“No he venido al mundo para dejarme encerrar y arruinar completamente mi vida”.

También reveló que soñaba con decapitar a su captor. Que quería completar sus estudios y escribir un libro sobre sí misma. Y eso fue todo. Tras el torbellino, la ahora mujer de 18 años volvió a esfumarse. Hace meses que no se ha vuelto a saber nada de ella. Y ese es el gran triunfo de Natascha: que logró volverse de nuevo invisible. Que los que no tienen nada que ver con su tragedia personal la olvidaran.

Las noticias van y vienen, y los medios de comunicación necesitan siempre anzuelos renovados. Para su suerte, dejó de ser noticia. En un mundo donde muchos jóvenes sueñan con aparecer en Big Brother, ella eligió desaparecer de nuevo. Bienvenida al mundo de los hombres comunes y corrientes, Natascha.

Cómo excitar a un panda

En el reino animal, los osos panda son exactamente lo opuesto a los conejos. Los osos panda se están extinguiendo porque, entre otras cosas, se niegan a reproducirse. Los bambúes les interesan más que el sexo. Chuang Chuang y Lin Hui, por ejemplo, son una pareja de osos panda de seis y cinco años de edad, respectivamente, que habita en un zoológico de Tailandia y que lleva cuatro de absoluta castidad. En su desesperación, los directores del lugar han ideado un audaz plan para despertar la libido del lánguido macho: le proyectarán videos “porno”. Se trata, por supuesto, de filmaciones de otros animales. La teoría es que Chuang no tiene la menor idea de cómo aparearse, así que recibirá una especie de curso intensivo. Por más descabellada que parezca esta iniciativa, no es nueva. El diario El Mundo dio cuenta en 2002 de los “cursos de educación sexual” llevados a cabo en el Centro Nacional de Investigación de Reproducción de Pandas Gigantes de la provincia de Sicuani, en Beijing. Dentro del amplio catálogo de las perversiones humanas, lo sabemos, existe la zoofilia. Pero ahora estamos asistiendo al nacimiento de algo insospechado: la pornografía para animales. Habrá que abrir pronto una sex shop especializada que contribuya a la causa de estos poco calenturientos animales.

¿Asesino imaginario?

O.J. Simpson acaba de incursionar en el género. Lo hizo con un libro, titulado Si lo hubiera hecho (If I did it), en el que imagina los métodos que habría utilizado para asesinar a su ex esposa, Nicole Brown.
Simpson fue el principal sospechoso del asesinato —aún no aclarado— de Brown y su amigo Ronald Goldman, en 1994. Un jurado con mayoría de personas negras lo absolvió en 1995; un año después, un jurado con mayoría blanca lo condenó a pagar 33.5 millones de dólares por daños y perjuicios. Simpson esperaba recuperar ese dinero con la publicación de su libro y la venta de una entrevista exclusiva en la que hablaba sobre el tema. Hasta que se enteró Rupert Murdoch, dueño de la editorial y de la cadena de noticias Fox, y canceló el proyecto el lunes 20 de noviembre. Los familiares de las víctimas también reaccionaron y abrieron una página web para condenar el proyecto: Don’t pay OJ.
El juicio fue un foco de atención para los medios, que exprimieron al máximo el morbo producido por el caso del astro deportivo e incluso transmitieron la persecución del intento de fuga de Simpson. Se habló de conspiraciones, siembra de evidencias falsas y racismo.
Los amantes del morbo perdieron una oportunidad magnífica para conocer los oscuros abismos de OJ Simpson, una figura central del asesinato a puñaladas de Nicole Brown y Ronald Goldman.

Mosquitos en los celulares

Una nueva arma está causando furor en Estados Unidos y Gran Bretaña y se extiende como un fantasma sobre otros países. Es poderosa, barata y está al alcance de todos. Tiene un nombre salido de una película de serie B o inspirado en alguna aventura de El Santo. Se trata de un sonido codificado entre los 16 y los 20 kilohertz y resulta inaudible para las personas mayores de 25 años. En castellano le llaman mosquitono, porque es un zumbido parecido al que producen los mosquitos.
Lo patentó la compañía galesa Compound Security System y lo promociona como una alarma efectiva para ahuyentar a “jóvenes indeseables que se congregan afuera de las tiendas y cuya presencia desalienta a los compradores”. El ruido también puede ser utilizado por la policía para disolver manifestaciones de jóvenes.
Como todas las armas, el mosquitono se ha popularizado y sus principales víctimas son ahora sus principales portadores: miles de jóvenes han descargado la frecuencia para instalarla en sus celulares. Los sitios web que contienen el zumbido lo anuncian como la oportunidad para los jóvenes de escuchar el celular sin que lo noten sus tutores. Incluso se creó el término “mosquitoneros”. Usted también puede hacer una prueba de sonido, con cuatro tonos distintos (mosquitono normal, fino, super y ultra). Si no lo escucha, no se preocupe, también hay excepciones entre los jóvenes.

La revolución amateur

La pornografía tal y como la conocemos parece haber llegado a su fin. La era de los orgasmos fingidos y los close ups a penetraciones eternas pronto serán cosa del pasado. Es tiempo del reinado de los amateurs. Aunque este fenómeno venía dándose desde los años ochenta y noventa, gracias al boom de las handycams, es en el nuevo siglo que está logrando su consolidación, de la mano de un sitio web llamado pornotube.com, el hermano gemelo y oscuro del popular youtube.com (recientemente comprado en cifra millonaria por Google).
En esta videoteca virtual y gratuita que es pornotube, miles de espontáneos pornógrafos colocan día a día sus creaciones personales, los actos que realizan en la alcoba con sus parejas o amantes, y lo comparten generosamente a la aldea global de voyeurs. Se trata de los vecinos de al lado, algunos con mejores cuerpos que otros, pero todos protagonizando actos verdaderamente estimulantes. Pequeños videos de uno a tres minutos con un contenido mucho más creativo que el de una tradicional película XXX de dos horas. Aquí no hay fornidos fontaneros que tras tocar el timbre y decir que vienen a arreglar las tuberías proceden a desenrollar un gigantesco miembro. En el porno amateur no hay intento de “trama” porque lo que más importa es el goce en sí mismo, la realidad de los gestos y gemidos.
Lo más interesante de pornotube es que se está convirtiendo en el catálogo de las fantasías del hombre común. Las mujeres rubias, de senos inflamados de silicona y uñas gigantes —tan largas y afiladas como para realizar una circuncisión— de la pornografía tradicional nada tienen que decirnos ya. En el suburbio amateur vemos a la ama de casa transformada en puta, a la novia entusiasta y rendida, al amante que hace esfuerzos por realizar una buena toma mientras su pareja lo lastima gloriosamente con los dientes. Observamos habitaciones desordenadas, calcetines colgando de chapas, ligueros, antifaces, cuerdas… y sobre todo, gente que se entrega a sus fantasías con vigor y sin complejos. Todo un triunfo ante la doble moral que impera actualmente en el mundo Occidental.
El escritor Naief Yehya sostiene que “la historia de la pornografía es un registro fidedigno de las actitudes que tiene la sociedad ante la sexualidad, el cuerpo humano, las diferentes practicas eróticas y ante sus representaciones”. Por lo tanto, el porno amateur constituye un cambio de sensibilidad en el imaginario colectivo respecto a las pulsiones sexuales: estamos en el umbral de la era del goce del exhibicionismo y la abolición de las fantasías impuestas.
La pornografía tradicional es la dictadura del deseo, donde un puñado de simios decide lo que excita a la mayoría. Pornotube representa una auténtica revolución sexual porque el hombre común ha tomado las armas (las cámaras, en este caso) y ha abierto la puerta a una nueva concepción de la intimidad y lo obsceno: la transgresión está en casa, quién lo hubiera imaginado.
En el futuro todos serán famosos quince minutos, ya lo dijo Andy Warhol. Parafraseándolo, podemos afirmar que en el futuro cercano todos protagonizaremos nuestra propia película pornográfica. Habrá que ir desempolvado el Kamasutra. Aquí una pequeña muestra: http://www.pornotube.com/media.php?m=38928

35.6 kilos de cocaína

Masculino. 29 años. El nombre se omite; su usuario aún no ha sido procesado por un juez. La supuesta mula fue detenida en el Aeropuerto Internacional de la ciudad México. Fue el sábado 18 de noviembre. Por la noche, la página de la Policía Federal Preventiva aún no incluía información al respecto. Milenio, Mundo de Hoy y Reforma, en cambio, publicaban los datos difundidos por Notimex, con pequeñas variaciones.
El hecho no es extraño. Una búsqueda en Google con el patrón “aeropuerto ciudad de México cocaína” entrega 209 mil resultados. Incluso aparecen fotografías. Lo curioso es la forma como el supuesto traficante fue detenido. Sin complicaciones ni reservas ni compartimentos ocultos, incluso iba con el estómago libre, el sujeto intentaba transportar 35.6 kilogramos de cocaína a bordo de un avión (Mundo de Hoy dijo que con rumbo a Tijuana; Reforma cifró el destino como Madrid; Milenio no dijo nada). Fue descubierto con una máquina de rayos X.
La historia que relató el hombre fue así: hace un mes conoció a un tipo, Bastidas, quien le pidió sus maletas, se las regresó cargaditas con quién sabe qué y le dijo que si tenía algún problema con los vigilantes del aeropuerto le echara una llamadita al celular: “Yo me encargo”, fue lo que seguramente le dijo Bastidas. Y la mula no sabía nada. Verdad de Dios.
Pero las cosas a veces son extrañas. Por la noche, la PFP no brindaba información sobre este caso en su página web, como si 35.6 kilogramos de cocaína se consiguieran en cualquier esquina del país. ¿Será?
La foto que presentamos, tomada de la PFP, muestra la detención en Sonora de un hombre que sí tomó precauciones y de todos modos fue interceptado. ¿Eficiencia o mala suerte?

El clon de Tom Cruise

“Tener hijos es el opio de pueblo”, escribió el autor estadounidense Chuck Palahniuk. Una acertada paráfrasis podría decir: “Los hijos son el opio de Hollywood”. Lo cierto es que la manera en que algunos de los actores más poderosos de la Meca del Cine conciben a sus vástagos —y cómo convierten el alumbramiento en un circo, alegando precisamente lo contrario: el derecho a su privacidad—, ha alcanzado a últimas fechas caminos insospechados; dignos, en efecto, de algún filme… una película mediocre pero taquillera.

Habría que recordar, primero, un antecedente. Durante la década de los ochenta, la excéntrica Mia Farrow llenó su casa con diez niños adoptados. Más allá de la evidente exageración, la protagonista de Rosemary´s Baby estaba en todo su derecho: tenía suficiente espacio para acomodarlos y dinero para mantenerlos. Sin embargo, la felicidad de su jardín de niños privado se vio enturbiada por su aún más extraño compañero sentimental de ese entonces: Woody Allen se enamoró incestuosamente de la adolescente Soon-Yi. El episodio es bastante conocido y desembocó en la escandalosa ruptura de la pareja.
Nunca hay que subestimar la capacidad de los seres humanos para superarse a sí mismos. Y en materia de extravagancias, Hollywood se pinta solo. Por ejemplo, Angelina Jolie y Brad Pitt literalmente secuestraron Namibia para que nadie los molestara durante el alumbramiento de su hija Shiloh. La estrategia incluyó la prohibición de la entrada al país africano a cualquier periodista extranjero y la expulsión de varios paparazzi. El gobierno de Namibia le había otorgado a la dupla “Brangelina” estatus de jefes de Estado, de visita real. La Sociedad Nacional de Derechos Humanos llegó incluso a denunciar el comportamiento de los guardaespaldas de la pareja y de la policía local, pues llevaron a cabo registros injustificados en casas de residentes en busca de fotógrafos ocultos.
Nada de lo anterior se compara con la expectativa que rodeó a Suri, la hija de Tom Cruise y Katie Holmes. Nacida el 18 de abril pasado, la primogénita de los “Tomcat” estuvo oculta a la luz pública durante cuatro meses. Los chismes y suspicacias no se hicieron esperar en Hollywood. ¿Existían realmente la pequeña? ¿Era todo un montaje? ¿Estaría sana? ¿Era una niña normal? El mismo Cruise alentó el morbo antes de que naciera su hija. Una bizarra declaración suya le dio la vuelta al mundo: afirmaba que se comería la placenta tras el nacimiento del bebé, como parte de un rito de la Iglesia de la Cienciología, de la que es miembro devoto. Los rumores crecieron a tal grado que incluso amigos cercanos a la pareja, como la española Penélope Cruz, declararon que habían visto a Suri y que era “hermosa”. Qué lindo. ¿Pero dónde estaba? Las cámaras esperaban hambrientas.
El misterio se reveló finalmente en la edición del mes de octubre de la revista Vanity Fair. En la portada aparecieron los sonrientes padres y la enigmática Suri. La imagen fue reproducida por los medios internacionales, la pareja “Tomcat” se declaró indignada por todos los chismes y, en apariencia, se le dio vuelta a dicho capítulo. Los paparazzi, satisfechos, apuntaron sus cámaras hacia nuevos y jugosos objetivos.
Pero aún queda en el aire una cuestión perturbadora. Basta con analizar detenidamente la fotografía de Vanity Fair para darse cuenta. Suri no se parece a Tom Cruise: es Tom Cruise. Es idéntica. Más que su hija, es su clon. De hecho, la pequeña está dentro de la chamarra del actor, de la que sólo asoma la cabeza, como si fuera un alien saliendo de su pecho. ¿Es acaso la pequeña Suri una obra de su siniestra secta? Lo más inquietante son los ojos del bebé: son los de un adulto. No hay infancia en esa mirada…
Haciendo a un lado estas especulaciones que parecen salidas de una novela de Ira Levin (que bien podría llamarse The Stepford Babies), está claro que los hijos de algunos famosos son sometidos a un espectáculo deshumanizante. Y se convierten en algo muy parecido a esos objetos de las ferias de pueblo que flotan dentro un frasco de contenido gelatinoso. Algo que nos mira desde el otro lado del cristal pero que no atinamos a definir qué es. El resultado de un experimento en busca de la felicidad. O la publicidad.

Problemas de sexo, droga y rocanrol

Calamaro es un artista multioficios: lo mismo puede ser yunkie que poeta maldito. También enamorado o portero de un congal miserable. Hincha de Maradona y apasionado del tango. Desaparecido e hijo pródigo. Porque Calamaro se ha adjudicado un lugar indiscutible en una generación que gusta del rock y la fiesta y la literatura y los excesos. Andrés Calamaro es un cronista de la noche y de los días que empiezan tarde y con resaca. Es un filósofo del amor fracasado y del sueño difuso. Y su propia vida es una muestra de que dice la verdad.
El argentino nacido en 1961 está por ser padre, en medio de un regreso triunfal a los escenarios y a los estudios. Calamaro pasó los primeros años del siglo XXI enfrentando sus adicciones y mejorando su salud. Y regresó como un coloso: después de publicar su monumental El salmón (2000), con 104 canciones, en 2004 reapareció con El cantante y no ha parado. 2005 fue el año de “El regreso”, que incluyó un disco y un dvd de un concierto en Buenos Aires; este año presentó primero Tinta roja, de tangos, y en noviembre El palacio de las flores.
Y para que las emociones fueran suficientes: hizo una gira en Argentina y España con Ariel Rot, con quien fundó Los Rodríguez en los ochenta y que se consolidó como una banda seminal del rock latinoamericano.
Durante la promoción en España del nuevo disco, señaló a El País el 15 de noviembre: “En El palacio de las flores hay canciones de apariencia ligera y contenidos profundos, metáforas de la soledad, muñecos vudú con mil alfileres clavados en un corazón en venta que nadie viene a comprar”. Declaración que a la postre parece una confesión de su propia carrera de artista multioficios.

Flaca de sueños rotos

Ana Carolina Reston murió el 14 de noviembre, víctima de una insuficiencia renal. Tenía 21 años. Medía 1.70 metros. Pesaba 40 kilos. Según la página de modelos Elite, donde trabajó esta brasileña nacida en São Paulo, tenía ojos y cabello castaños y marcaba 87 de busto, 60 de cintura y 89 de cadera. La muerte, sin embargo, no le tuvo consideración. Se la llevó. Como se lleva el viento las hojas de los árboles, porque eso era Carolina Reston: una chica extremadamente delgada, cuyas piernas, según declaró su tía Mirthes Reston, “eran del grosor de un brazo de una persona normal”.
La muerte de Ana Carolina Reston calentó la polémica surgida a mediados de septiembre en Madrid, cuando los organizadores de la Pasarela de Cibeles prohibieron la participación de modelos cuya masa corporal no se ajustara con los estándares de salud. En agosto, la modelo uruguaya Luisel Ramos murió de un paro cardiorrespiratorio justo al terminar un desfile en Montevideo. Primero se pensó en anorexia, aunque la autopsia decretó exceso de estrés.
La vida de Ana Carolina fue una lucha frente a las adversidades económicas y la imposibilidad de cuadrar los sueños con la realidad: comía lo que el bolsillo le permitía y robaba papel sanitario de lugares públicos; dejó de llevar a su madre a los viajes porque no tenía para pagarle el boleto; descuidó un tratamiento psicológico porque no quería perder el trabajo. Al final perdió la vida. Descanse en paz Ana Carolina Reston Macan, víctima de la anorexia y la bulimia.

Un tributo de Polly Jean

Polly Jean Harvey regresa a los estantes de las tiendas de discos y reitera los motivos para tenerla siempre a la mano: su voz monumental, su sensualidad, su ritmo potente y sus letras rebosantes de doble sentido, ironía y premoniciones.

En Peel Sessions, editado por Island Records, Harvey hace homenaje a John Peel, el conductor de la BBC fallecido en 2004 y quien la invitó en muchas ocasiones a su programa de radio. Peel Sessions reúne interpretaciones en vivo de doce temas de los siete discos de PJ. Además, incluyen dos lados B (“Wang Dang Doodle”, de Rid of Me, 1993, y “Losing Ground”, de Dance Hall at Louse Point, 1996) y la canción “Naked Cousin”, del soundtrack de The Crow: City of Angels.

Vale la pena el video de este post, aunque tarde en descargar (parece que Google metió piedras al servidor de YouTube. Acá está el vínculo a Dailymotion). Es del proyecto de Harvey con el líder de Queens of The Stone Age, Josh Homme. La actuación de Harvey hace recordar su papel de Magdalena en la película The book of life.

Actualización (3.02.2007): Mujeres con cabello en la cara. PJ y Érica, chicas con actitud y peinados parecidos