La corbata de Sadam

El año se acabó con una ejecución magistral: ninguna pizca de error ni un desfiguro en los rostros de los verdugos. Sadam Husein, el dictador derrocado por las bombas de Washington, fue colgado con una soga amarrada del cuello. Y dejó de respirar. Así de sencillo.

El iraquí pidió morir con la cabeza descubierta, con una copia del Corán en la mano, con la reiteración de su fe: no hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta. Según las crónicas periodísticas, Husein no dio ningún mensaje al pueblo. Quizá el pueblo ya sabía el siguiente paso: tras la ejecución, una ola de atentados acumuló 70 muertos sólo en las calles de Bagdad, en un lapso de 16 horas.

George W. Bush, deseoso de celebrar con su familia el Año Nuevo, se congratuló de la aplicación de la pena capital, decretada en noviembre de 2006, y dijo que la ejecución se trató de “un hito importante”, como si existieran hitos irrelevantes, en la construcción de la democracia en Irak.

Sin duda, 2006 fue un buen año para los dictadores. (La foto que ilustra esta entrada es de AP).

¿De qué se murieron los quemados?

Primero fue Valentín Elizalde, El Gallo de Oro, en Reynosa, Tamaulipas; luego el auto donde circulaba Lupillo Rivera, en Guadalajara, y ahora Javier Morales, de Los Implacables del Norte, en el municipio de Huetamo, Michoacán. Al Gallo de Oro le dispararon más de 70 balazos el 25 de noviembre; la camioneta de Rivera recibió siete disparos el 10 de diciembre; seis le tocaron a Morales el día 13, y se sumó a las 544 muertes violentas registradas en Michoacán hasta el 13 de diciembre.

Los cantantes de música norteña y narcocorridos están asustados. Con toda razón. Nunca pensaron que les iba a tocar del menú de balazos con que las bandas de narcotraficantes se disputan el país de Norte a Sur. Justo después del asesinato de Elizalde, se corrió el rumor de que Beto Quintanilla también habría sido ejecutado. Pronto, los representantes de este cantante negaron la versión. Julio Preciado, ex vocalista de El Recodo, canceló sus presentaciones en el palenque donde mataron a Elizalde. Los Tucanes de Tijuana y La Sombra fueron amenazados de muerte. Al grupo Palomo le prohibieron tocar canciones del fallecido Gallo de Oro.

Y mientras, en las tiendas de música y en el metro de la ciudad de México, las ventas de los discos de Elizalde se potencian como un incendio con hidrocarburos. Además, en Youtube se desató una guerra de videos donde se han presentado la autopsia de Elizalde, las primeras imágenes tras su asesinato y supuestos mensajes entre bandas criminales donde se adjudican los hechos o juran venganza.

Aunque las investigaciones sobre estos hechos violentos relacionados con cantantes no han concluido, analistas y especialistas coinciden en señalar al narco como principal sospechoso, debido a su relación con los músicos de banda. Como homenaje póstumo al Gallo de Oro, va el comienzo de su canción “A mis enemigos”: “Y esto va pa toda la bola de envidiosos. ¿Y de qué se murieron los quemados?” y el video de Youtube.

El Congreso de los Psicópatas

Imagine un lugar donde se concentren los peores psicópatas del mundo, como en un congreso de dentistas, para discutir experiencias, métodos y consecuencias. Jack The Ripper podría por fin revelar su identidad y aclarar uno de los grandes misterios para Scotland Yard. Los Narcosatánicos y Las Poquianchis tomarían refrescos y dialogarían sobre los gritos de terror de sus víctimas, mientras Charles Manson y Andrei Chikatilo dan cátedra sobre necrofilia. Sería como un Arkham Asylum, coordinado por el simpático Cesare Lombroso.
Esto de alguna forma se ha hecho realidad en el nuevo Centro Cultural Policial de la ciudad de México, donde se presenta la exposición Asesinos seriales, coordinada por el mismo equipo que organizó la exitosa Instrumentos de tortura y pena capital, que se exhibe desde 1995. Asesinos seriales es una muestra que reúne técnicas de criminología y maquetas en tamaño real de algunos de los psicópatas más famosos del mundo: desde la condesa Erzsebet Bathory, que bebía la sangre de sus víctimas, segura de que la dieta le redituaría en juventud eterna, hasta Juana Barraza, La Mataviejitas, quien todavía no recibe condena, pero ya integra la exposición. Se incluye una silla eléctrica real, una réplica de una cámara de gases y una camilla para aplicar la inyección letal.
La exposición da mayor peso a las anécdotas de los asesinos seriales, aunque tiene el cuidado de complementarlas con algunos procedimientos y técnicas que siguieron los investigadores para encontrar a los criminales. No se trata de generar morbo, sino de proporcionar información sobre el crimen y la criminología, explica el curador Cutberto Enríquez Pineda. La exposición se clausurará en abril de 2007. Vale la pena visitar este congreso del crimen, con la seguridad de que ninguno de los personajes retratados querrá cobrarse regalías. El Centro Cultural Policial se encuentra en Victoria número 82, esquina Revillagigedo, en el centro (a dos cuadras del metro Juárez). Teléfono 5512-2521.

Prêt à porter: lencería y pistolas

Quizá algunos policías esperaban pistolas y toletes como regalos navideños; sus jefes, en cambio, decidieron otra cosa: un show striptease con Las Nachas. Diversión garantizada. Sucedió el 11 de diciembre en un auditorio de la Policía de Naucalpan, según documentó Reforma, y al acto acudieron casi dos mil policías. Algunos fueron acompañados por la familia, pero eso no impidió el disfrute, el gozo y el alboroto.

En entrevista con el reportero César Díaz, el alcalde de Naucalpan, José Luis Durán, señaló: “Esta política de premios al buen desempeño y de sanciones a las malas conductas nos va a permitir un cuerpo de seguridad depurado”. Quién sabe si se obtendrá un cuerpo depurado, lo que sin duda consiguió fueron cuerpos agotados: el de los policías que no resistieron el impulso de la carne e interactuaron con las modelos.

Las Nachas, grupo de strippers cuya integrante más famosa es Liliana Lago, La Nacha Plus o Nacha Mayor, es frecuente en centros de entretenimiento como el Tahiti y el Sarao, en la ciudad de México, y ofreció a los policías sus representaciones eróticas de ejecutiva, azafata y, no podía faltar, el de agente de la ley (están en la foto que ilustra este post, todas de Reforma).

El show de 45 minutos y los premios (dos automóviles, 68 electrodomésticos, viajes y cheques) costaron 450 mil pesos. La felicidad de los policías… no tiene precio.

Un museo para las vaciladas

El primer Museo del Sexo de México y de América Latina, como se anuncia pomposamente este lugar de la ciudad de México, resulta simplemente un catálogo de banalidades, chistes y bromas disfrazadas de “educación sexual”. El Musexo es caro, decepcionante y vulgar; un espejismo que promete saciar cualquier sed y deja la boca y el bolsillo resecos.
A diferencia del Musex de Nueva York, que hace un recorrido por la historia de la sexualidad en esa ciudad estadounidense, o el Museo de la Erótica de Barcelona, que presenta información, literatura y gráfica del mundo relacionada con el erotismo, el ejemplar chilango copia los mejores momentos del Mil Chistes y los arropa de supuesta información académica.
En el Musexo se pueden aprender definiciones redactadas seguramente por un sexólogo profesional: gerontofilia: “te calienta el chocolate abuelita”; urofilia: “placer que se contrata bajo el poético nombre de ‘lluvia dorada’ o ‘pinche miada’”. Carece de cédulas y, cuando las tiene, son chistes misóginos, homofóbicos o machistas: “Favor de no cogerse a los maniquíes”, “Agáchate por el jabón”. También destacan las definiciones de “personalidades sexuales”, plagadas del caló en una sociedad represora y de doble moral: jotita discreta, closetero, jotera, chichifo, draga, pirra, operada, aguas con tu hoyito, chacalón. Y para dejar en claro el estereotipo mediatizado de lo cachondo, todos los maniquíes femeninos superan la copa D. El mejor, quizá, es el del supuesto “exhibicionista” que desde un balcón orina a los visitantes del museo.
Queríamos utilizar el dato de que la instalación del Musexo costó dos millones de pesos, difundida antes de su inauguración el 10 de noviembre de 2006, pero después de leer sobre el supuesto discurso museográfico y comparar con la realidad, nos abstuvimos: ya no creemos nada. La entrada cuesta casi 5 dólares, que más vale emplear en un café con una buena revista de sexualidad o ya de plano la Playboy, menos vulgar y más constructiva. La dirección, para el que quiera cerciorarse por sí mismo, es 16 de Septiembre número 11, tercer piso, en la plaza Sex Capital, 5789-8342.

El mejor año de los tiranos

Éste fue el año de los dictadores. Alfredo Stroessner, quien gobernó Paraguay 35 años (1954-1989), falleció por complicaciones pulmonares en agosto de 2006. Ese mismo mes, el cubano Fidel Castro delegó el poder que detenta desde 1959 a su hermano Raúl, debido a problemas de salud tratados como secreto de Estado. En un polémico juicio, Sadam Husein fue condenado a muerte por crímenes contra la humanidad cometidos durante su gobierno en Irak, de 1979 a 2003. El domingo 10 de diciembre le tocó su turno con la muerte a otro grande, el chileno Augusto Pinochet, promotor del golpe de Estado que en 1973 acabó con el gobierno y la vida de Salvador Allende.

Su salud le sirvió de excusa a Pinochet para escapar a la justicia cuanta veces fue necesario: así esquivó al juez español Baltazar Garzón y a la policía fiscal chilena por los 27 millones de dólares de sus cuentas en distintos países y a la Corte de Chile por el caso de la Caravana de la Muerte y el asesinato del general Carlos Prats y la Operación Cóndor. Y al final se fue al hoyo sin remordimientos y sin haber pisado nunca la cárcel.

Con Pinochet se cierra un año de gracia para los tiranos, algunos todavía con cuentas pendientes, otros con un boleto placentero a la otra vida. Un capítulo más de la suerte de la justicia.
La imagen, donde Castro (izquierda) acompaña a Pinochet (derecha), es de Reuters y fue captada durante el gobierno de Allende.

El tamaño sí importa

Mucho se ha escrito en torno al tamaño del pene. Tanto los expertos como la sabiduría popular coinciden en señalar que la cantidad de centímetros no debe quitar el sueño a nadie. “El tamaño no importa, sino lo que se haga con él”, dicen los sexólogos. “Chiquita pero rinconera”, proclama el populacho. Pero lo cierto es que un estudio reciente realizado en la India indica que en ese país es un asunto más serio de lo que parece. Tras una muestra realizada a 1,200 hombres se concluyó que los preservativos fabricados según los estándares internacionales le quedan grandes a la mayoría de los hindúes (entre 3 y cinco centímetros de más). El estudio, llevado a cabo por el Consejo de Investigación Médica de la India, implicó una llamada a la fabricación de tallas más pequeñas para esa región. Una de cada cinco veces que se usa un condón en dicho país, falla, por lo que la reducción del gorrito de látex es más que urgente. Mientras los pedidos nuevos llegan, en la India se reporta un alza en la venta de tijeras.

Polonio 210: huésped incómodo

El cuerpo del ex espía ruso Alexander Litvinenko fue enterrado el 7 de diciembre en el cementerio Highgate de Londres, en un ataúd cerrado herméticamente para evitar un posible escape radioactivo. El sepelio coincidió con una neurosis colectiva en Londres y Moscú provocada por el polonio 210, la sustancia que mató a Litvinenko, y a dos meses del asesinato de la periodista Anna Politkóvskaya, crítica del régimen de Vladimir Putin y un caso que, se cree, Litvinenko investigaba.

Este caso ha involucrado a Scotland Yard, a los servicios secretos del Kremlin y a numerosos expertos químicos, además de movilizar a disidentes rusos, dirigentes islámicos y diplomáticos. El día en que Litvinenko presentó los primeros síntomas del envenenamiento, se reunió con dos rusos y un italiano: en 30 días, dos de ellos fueron hospitalizados por posible intoxicación con polonio 210. También han aparecido restos de radiación en aviones de la British Airways, en el hotel Millenium y el estadio del Arsenal en Londres, así como en la embajada británica en Moscú.

El polonio 210 es un elemento químico radioactivo empleado en centrales nucleares y centros de investigación atómica, según una nota de El Mundo, y la intoxicación con esta sustancia puede causar en las personas las mismas consecuencias que tuvo la radiación en Hiroshima. Como sucedió tras los atentados del 11 de septiembre, cuando una ola de ántrax se esparció como fantasma chocarrero, ahora un huésped incómodo viaja por Europa. Su pasaporte es la trama de una novela negra.

La foto que ilustra este post es de AP, tomada de la página de El País.

Espérame en Noruega, vida mía

Los devotos del voyeurismo saben que algunas mujeres dominan el arte de desnudarse, pero probablemente aún no se han enterado que, ahora, desnudarse es, literalmente, un arte. La responsable de elevar el streaptease a tal categoría es la justicia noruega, al responder a una demanda del bar Diamond Go Go de Oslo, que se rehusaba a pagar un 25 por ciento de IVA por sus tickets de entrada. El abogado del ahora cultural recinto, argumentó con astucia que los espectáculos ahí representados no eran vulgares y que eran llevados a cabo por bailarinas profesionales. El Tribunal de Apelación resolvió que el streaptease es un arte y que su práctica se asemeja a otras artes escénicas exentas al impuesto al valor agregado en ese país. Por lo tanto, ahora los table dance no pagan impuestos en Noruega. Un acto a todas luces de justicia, pues los cuerpos en movimiento de los table dance muchas veces asemejan esculturas de Rodan, además de que sus lances cautivan por encima de las rutinas del Cascanueces. Por si esto fuera poco, ¿quién no ha encontrado más de una musa bajo aquellas húmedas y licenciosas penumbras? Y todo por amor al arte.

El sexo es una tómbola

¿Qué es capaz de hacer una persona con tal de excitarse? A juzgar por las imágenes de la serie de televisión Sin Cities, TODO. Masturbarse en grupo, administrarse enemas de vino tinto, envolverse en globos de látex o colgarse con afilados ganchos del cuero de la espalda. Se trata de un programa que explora con humor la oferta de entretenimiento para adultos en las principales ciudades del mundo. Sus conductores, los ingleses Grub Smith y Ashley Hames, se someten a todo tipo de placeres —y torturas— con la misión de registrar la variedad de los apetitos sexuales, que pueden llegar a ser tan diversos e inquietantes como absurdos y —muchas veces, también—, ridículos. Berlín, Barcelona, París, Nueva York, Tokio, Río de Janeiro… toda ciudad tiene un inframundo reservado para el circo de la carne. Grub y Ashley son los primeros en reírse de sí mismos, y están dispuestos a enterrar sus miembros en la nieve para constatar hasta qué grado pueden encogerse o disfrazarse de mujeres para un concurso de belleza. En sus periplos, a veces salen perdiendo rotundamente (como cuando a Ashley le clavan, literalmente, el escroto a una tabla) o salen ganando y, sobre todo, gozando (cierta vez Grub fue embadurnado con aceite en todo el cuerpo y masajeado por los senos de dos mujeres en un hotel asiático). El sexo, como la vida, es una tómbola. FX, lo que el hombre ve es el canal de cable encargado de transmitir Sin Cities para Latinoamérica, cuyo lema podría ser “En gustos se rompen perversiones”.