La revolución amateur

La pornografía tal y como la conocemos parece haber llegado a su fin. La era de los orgasmos fingidos y los close ups a penetraciones eternas pronto serán cosa del pasado. Es tiempo del reinado de los amateurs. Aunque este fenómeno venía dándose desde los años ochenta y noventa, gracias al boom de las handycams, es en el nuevo siglo que está logrando su consolidación, de la mano de un sitio web llamado pornotube.com, el hermano gemelo y oscuro del popular youtube.com (recientemente comprado en cifra millonaria por Google).
En esta videoteca virtual y gratuita que es pornotube, miles de espontáneos pornógrafos colocan día a día sus creaciones personales, los actos que realizan en la alcoba con sus parejas o amantes, y lo comparten generosamente a la aldea global de voyeurs. Se trata de los vecinos de al lado, algunos con mejores cuerpos que otros, pero todos protagonizando actos verdaderamente estimulantes. Pequeños videos de uno a tres minutos con un contenido mucho más creativo que el de una tradicional película XXX de dos horas. Aquí no hay fornidos fontaneros que tras tocar el timbre y decir que vienen a arreglar las tuberías proceden a desenrollar un gigantesco miembro. En el porno amateur no hay intento de “trama” porque lo que más importa es el goce en sí mismo, la realidad de los gestos y gemidos.
Lo más interesante de pornotube es que se está convirtiendo en el catálogo de las fantasías del hombre común. Las mujeres rubias, de senos inflamados de silicona y uñas gigantes —tan largas y afiladas como para realizar una circuncisión— de la pornografía tradicional nada tienen que decirnos ya. En el suburbio amateur vemos a la ama de casa transformada en puta, a la novia entusiasta y rendida, al amante que hace esfuerzos por realizar una buena toma mientras su pareja lo lastima gloriosamente con los dientes. Observamos habitaciones desordenadas, calcetines colgando de chapas, ligueros, antifaces, cuerdas… y sobre todo, gente que se entrega a sus fantasías con vigor y sin complejos. Todo un triunfo ante la doble moral que impera actualmente en el mundo Occidental.
El escritor Naief Yehya sostiene que “la historia de la pornografía es un registro fidedigno de las actitudes que tiene la sociedad ante la sexualidad, el cuerpo humano, las diferentes practicas eróticas y ante sus representaciones”. Por lo tanto, el porno amateur constituye un cambio de sensibilidad en el imaginario colectivo respecto a las pulsiones sexuales: estamos en el umbral de la era del goce del exhibicionismo y la abolición de las fantasías impuestas.
La pornografía tradicional es la dictadura del deseo, donde un puñado de simios decide lo que excita a la mayoría. Pornotube representa una auténtica revolución sexual porque el hombre común ha tomado las armas (las cámaras, en este caso) y ha abierto la puerta a una nueva concepción de la intimidad y lo obsceno: la transgresión está en casa, quién lo hubiera imaginado.
En el futuro todos serán famosos quince minutos, ya lo dijo Andy Warhol. Parafraseándolo, podemos afirmar que en el futuro cercano todos protagonizaremos nuestra propia película pornográfica. Habrá que ir desempolvado el Kamasutra. Aquí una pequeña muestra: http://www.pornotube.com/media.php?m=38928