¿De qué se murieron los quemados?

Primero fue Valentín Elizalde, El Gallo de Oro, en Reynosa, Tamaulipas; luego el auto donde circulaba Lupillo Rivera, en Guadalajara, y ahora Javier Morales, de Los Implacables del Norte, en el municipio de Huetamo, Michoacán. Al Gallo de Oro le dispararon más de 70 balazos el 25 de noviembre; la camioneta de Rivera recibió siete disparos el 10 de diciembre; seis le tocaron a Morales el día 13, y se sumó a las 544 muertes violentas registradas en Michoacán hasta el 13 de diciembre.

Los cantantes de música norteña y narcocorridos están asustados. Con toda razón. Nunca pensaron que les iba a tocar del menú de balazos con que las bandas de narcotraficantes se disputan el país de Norte a Sur. Justo después del asesinato de Elizalde, se corrió el rumor de que Beto Quintanilla también habría sido ejecutado. Pronto, los representantes de este cantante negaron la versión. Julio Preciado, ex vocalista de El Recodo, canceló sus presentaciones en el palenque donde mataron a Elizalde. Los Tucanes de Tijuana y La Sombra fueron amenazados de muerte. Al grupo Palomo le prohibieron tocar canciones del fallecido Gallo de Oro.

Y mientras, en las tiendas de música y en el metro de la ciudad de México, las ventas de los discos de Elizalde se potencian como un incendio con hidrocarburos. Además, en Youtube se desató una guerra de videos donde se han presentado la autopsia de Elizalde, las primeras imágenes tras su asesinato y supuestos mensajes entre bandas criminales donde se adjudican los hechos o juran venganza.

Aunque las investigaciones sobre estos hechos violentos relacionados con cantantes no han concluido, analistas y especialistas coinciden en señalar al narco como principal sospechoso, debido a su relación con los músicos de banda. Como homenaje póstumo al Gallo de Oro, va el comienzo de su canción “A mis enemigos”: “Y esto va pa toda la bola de envidiosos. ¿Y de qué se murieron los quemados?” y el video de Youtube.