Sudáfrica 12: Uruguay 1 – 0 México y viene el coco

Los mexicanos se hacen bolita y se quieren meter debajo de la cama: ahí viene el Coco.
Foto: Mediotiempo.com

Y, al final, la misma triste historia: la Selección Mexicana regresó a su cara más bipolar, dio el peor partido del Mundial Sudáfrica 2010 justo cuando mejor necesitaba jugar, y cristalizó los más profundos temores de los aficionados pamboleros: en la siguiente ronda se enfrentará a Argentina. Y, desde ya, la canción de cuna comienza a sonar en los oídos aztecas: «Duérmase mi niño, duérmase me ya, porque viene Messi y te eliminará».

Si contra Sudáfrica el Tri lució bien a secas y contra Francia dieron un muy buen partido, esta mañana, contra Uruguay, vimos la peor versión del México mundialista. Ya habíamos dicho que la mexicana es una selección bipolar, y hoy salió a la cancha como si hubiera olvidado tomar sus medicamentos: los jugadores salieron desconectados, nerviosos, erráticos y se toparon contra unos uruguayos que no corrieron más porque de lo contrario se hubieran salido de la cancha. México se cansó de fallar pases básicos, perdieron pelotas en las salidas y los tomaron mal parados una y otra y otra vez. No, lo que se vio hoy en Sudáfrica no fue, ni de lejos, lo vimos la semana pasada.

Sorprendió Aguirre con Andrés Guardado de inicio. Y el morro lo hizo bien: generó algunas descolgadas por la banda izquierda y de su pie salió la jugada más peligrosa de México: un tiro desde tres cuartos de cancha que se estrelló en el travesaño. Y eso fue todo de parte del Tri. Terco que es, Aguirre se casó de nueva cuenta con el Guille Franco quien, para que no quedaran dudas, falló las únicas dos que tuvo y también perdió balones con singular alegría. Y se notó, pero mucho, la ausencia de Efraín Juárez en la media cancha…

Para colmo, las jugadas por aire fueron, de nueva cuenta, una pesadilla: así cayó el gol de los urugayos y no fueron tres más porque o erraron en el remate o las sacó el Conejo, quien, hay que decirlo, ha hecho que nos traguemos cada una de las palabras que en su contra hemos proferido: de no ser por él, la historia de México hoy sería muy distinta. Y para mal.

Y hay que destacar el partido de los uruguayos, sobre todo el primer tiempo: vaya manera de achicar la cancha y presionar a los mexicanos. Ahí donde estaba la pelota había al menos uno —o dos o tres— de ellos, presionando, persiguiendo, recuperando la bola para iniciar una nueva ofensiva. La garra charrúa en su mejor versión, alejada de las marrullerías que tanto la habían distinguido en otras épocas.

En fin. La suerte ya está echada. Sólo un milagro descomunal impedirá que Argentina termine el primer lugar de su grupo y se enfrente a México el próximo domingo. Pero Maradona está en la banca argentina y la mano de Dios está con él. Así, la pesadilla de Alemania 2006 está más cerca que nunca de repetirse… a menos que este México bipolar tome a tiempo sus medicamentos y haga un partido perfecto. Pero, sinceramente, aquí lo dudamos…