La vida difícil de una mujer fácil

Se suponía que iba a ser un nuevo y gran escándalo para la princesa del reino de los hoteles. Páginas web sensacionalistas como egotastic.com dieron la noticia con bombo y platillo: Paris Hilton se había “olvidado” de pagar los 200 dólares del storage (especie de almacén privado, muy común entre los gringos) donde guardaba objetos personales, y por lo tanto éstos fueron confiscados y vendidos.

Así nació www.parisexposed.com, un sitio en el que por 40 dólares mensuales se puede acceder a diarios, cartas, teléfonos, videos “candentes” y otras monerías de la niña mala favorita de la farándula hollywoodense. Pero lo cierto es que, a estas alturas, sólo los más ingenuos se dejan embaucar por los evidentes trucos publicitarios de Hilton, quien cada que va a lanzar un nuevo reality show (actualmente prepara uno con la actriz porno Jenna Jameson) busca garantizar la atención de los mirones.

Basta con observar unos minutos del “codiciado” material de dicho sitio para constatar el timo. Paris y sus amigos riquillos en yates en los que oyen pésima música, despilfarran cocaína, dicen una gran cantidad de estupideces como para quitarle el insomnio a cualquiera, mientras ella se dedica a mostrar los senos a la menor provocación -y sin la mayor gracia.

Hilton y compañía ofrecen más bien un involuntario informe antropológico, en el que queda claro que los ricos también se aburren, sólo que les cuesta más caro.