El solenoide de mi lavadora

Maldita lavadora. Es una Whirpool Ultimate Care II y desde hace semanas se niega a hacer el segundo ciclo del proceso: sólo lava, no enjuaga. Quise patearla, pero sus láminas esmaltadas me dicen que no. ¡Chantajista! Preferí seguir el viejo consejo: “¿Ya buscaste en internet? En internet está todo”. El carácter abismal de la red le reditúa una fe ciega, como si se tratara de una lámpara mágica que, al frotarla, permitirá al usuario encontrar tesoros y paraísos escondidos. De cierta forma, tienen razón. La cosa es saber buscar y, mucho más importante, saber discriminar.
Entre lo más divertido, tratándose de búsquedas de información, están los foros, páginas donde se intercambian datos y se discuten temas relacionados con alguna afición. Aunque los hay que no tratan necesariamente un tópico definido (como Tapatíos en el Exilio, del sitio de Público-Milenio), existen prácticamente sobre cualquier tema: de mexicanos aficionados a las armas de fuego, sobre alarmas y accesorios para automóviles, sobre cámaras Polaroid descontinuadas, de aficionados a la Primera A.
Los foros, con regularidad, pueden aportar información valiosa, basada en la experiencia y la generosidad del usuario que la subió a internet. Es, sin exagerar, la democratización del conocimiento y su masificación. Cualquiera, con ganas y tiempo de hacerlo, puede convertirse en experto sobre infinidad de cosas. Preguntando y buscando se llega a Roma, pareciera la consigna en internet.
En el caso de mi lavadora, no tengo el seso suficiente para repararla, pero ahora sé qué puedo “comenzar checando el solenoide”, revisar “el resorte y la polea que forman el embrague que, junto con el solenoide, hacen los cambios de lavado a secado”. También puedo aflojar y recorrer el motor para sacar la polea —“si ésta no sale, es necesario usar un extractor precisamente de poleas”— y remplazar un resorte que se encuentra justo detrás. Esta información la proporcionó un usuario de la comunidad de técnicos del sitio YoReparo (www.yoreparo.com), especializado en la reparación de artículos electrodomésticos. Con paciencia, en internet puede encontrarse un manual de una televisión, un diagrama de una computadora, instrucciones para realizar una pieza hechiza o —hasta noviembre pasado, cuando el Pentágono retiró la información— las instrucciones para construir una bomba atómica. Yo soy de la vieja escuela: esta semana llamaré al técnico en lavadoras.

Del foro de YoReparo:

Del foro Tapatíos en el Exilio:

Del foro de México Armado:

Una enciclopedia en cada hijo te dio

Todo ciudadano es un enciclopedista. Todo ciudadano es un reportero. Todo ciudadano es un líder de opinión… Parece que hay que hacer planas para aprendernos esto. ¿Pero tienen razón estas expresiones? Como pintan las cosas, con los modelos Wikipedia y Ohmy News en aumento constante de visitas y usuarios, afilaré la pluma y comenzaré a hacer mis planas cuanto antes.

“¿Han entrado a Wikipedia?”, les pregunté a cuatro estudiantes de la Universidad Cuauhtémoc esta semana. “Sí, claro”, respondieron. Tienen entre 19 y 21 años. Otro día les hablé de Manu Chao y de Astrid Hadad. Ninguno supo a quiénes me refería. Y no es para asustarse, los chavos tienen mejores cosas en que ocuparse que andar rastreando artistas cincuentones.

Conocen Wikipedia (www.wikipedia.org) porque es una fuente de información que les ayuda a hacer su tarea, aunque a los maestros no les guste e incluso prohíban su uso. Wikipedia es una enciclopedia universal escrita por sus usuarios. Cualquiera puede inscribirse a Wikipedia y editar un artículo, añadirle información o crear una nueva entrada. Simple y sencillo.

El caso de Ohmy News tiene un público más restringido, aunque también en constante aumento y penetración. Se trata de una cabecera noticiosa cuyos contenidos son aportados por ciudadanos. A diferencia de Wikipedia, Ohmy News tiene políticas mucho más avanzadas, o sea, más próximas a los métodos del periodismo, como la verificación de datos. Se trata de un proyecto coreano, con versiones en inglés y en japonés, dedicado a difundir contenidos periodísticos sobre cualquier tópico. A algunos colaboradores se les paga con aportaciones hechas por los lectores a través de la red, lo que permite exigir mayor calidad en los artículos.

Éstos son dos casos emblemáticos de sitios que aspiran a ser referencias fiables, aunque existen otros muchos (Periodistas 21, Drudge Report, Escolar.net) que reivindican el trabajo ciudadano, o fuera de las instituciones “formales” (periódicos, universidades, gobiernos, empresas privadas), como fuente de información. De cualquier forma, hay que tener cuidado con lo que se consulta y, si tienen tiempo, comenzar a hacer sus planas: “Todo ciudadano es…”.

De Wikipedia en español:

De Ohmy News en inglés:

De blogs y comunidades cibernéticas

Una prostituta decide contar su vida laboral en Internet y sus memorias impresas se vuelven éxito de ventas en Brasil. Un loco recluido en un manicomio español es fichado por un periódico debido al éxito de su blog. Lectores de Mafalda, movilizados en la red, logran que el gobierno de Buenos Aires coloque una placa en la casa donde “vivió” el personaje creado por Quino. Un grupo de rock británico reconfigura el mercado de discos desde su página gratuita en MySpace. ¿Será que las comunidades cibernéticas quieren decirnos algo?
Hay sitios web donde los foristas, miembros de bandas del narco y sicarios de México, se dedican las mejores mentadas de madre y los castigos más severos. Sus advertencias cibernéticas, créalo o no, se vuelven realidad. El caso más reciente es el de los videos en YouTube creados tras la muerte de Valentín Elizalde, ejecutado en noviembre pasado en Reynosa, Tamaulipas. Hubo de todo: autopsias, mensajes ocultos, promesas de venganza, recados póstumos.
La red se populariza a medida que los accesos se vuelven más democráticos y cotidianos. No importa que en casa no haya computadora; salga a la calle y pronto encontrará un local donde se proporcione el servicio de Internet. Incluso hay lugares que abren las 24 horas, como el café-internet que se inauguró el año pasado sobre avenida Chapultepec, en Guadalajara. Los usuarios encuentran condiciones para integrarse a una comunidad o dos o tres y hasta de crear una nueva, sólo con el poder de una computadora en línea.
Lo mejor del fenómeno es que corre en paralelo al desarrollo formal o institucional de la red: de un lado están las instituciones tradicionales (periódicos, empresas privadas, gobiernos, universidades) y del otro, los usuarios comunes, congregados en blogs sobre cualquier cosa, comunidades de intercambio de música y videos, creación de enciclopedias y elaboración de noticias, foros de discusión.
Las comunidades cibernéticas, efectivamente, quieren decirnos algo: que no necesitan bules para nadar ni para crear nuevas rutas de navegación digital. Este espacio será una ventana impresa de las curiosidades que pueden encontrarse en la Internet, en el mayor de los casos firmadas por personas sin más intención que expresarse en la red.