El Hombre de la Multitud


Mucho se ha dicho sobre lo ocurrido aquel viernes 22 de noviembre en la plaza Dealey de Texas, en la que murió a tiros el presidente estadounidense John F. Kennedy. La teoría del asesino solitario, la teoría de la conspiración, el maniqueo informe de la comisión Warren, los que sabían la verdad y se la llevaron a la tumba. Pero entre todas las versiones, desde las más coherentes y fundamentadas hasta las más disparatadas, hay una que llama particularmente la atención: la del hombre del paraguas que aparece en el filme de Abraham Zapruder (el sujeto que sin sospecharlo grabó en directo, en una película casera, el magnicidio). Justo antes de los disparos, la comitiva presidencial pasa frente a un hombre que tiene un paraguas abierto en pleno día soleado. Nunca se le pudo identificar, pero las especulaciones dicen lo siguiente: que el paraguas era una pistola de dardos, que era una antena para paralizar a Kennedy o, simple y sencillamente, la señal para consumar el crimen. Aquí en Sensacional D proponemos otra teoría, proveniente de la literatura, que tiene que ver con el Hombre de la Multitud, como lo llamó Edgar Allan Poe en su relato seminal del mismo nombre: aquel “que representa el arquetipo y el genio del profundo crimen” y que por lo tanto “se niega a estar solo”. A esa conclusión llega el protagonista, luego de seguir durante varias horas a un ente maligno por toda la ciudad sin que éste tenga un rumbo o destino fijo. Dicha idea fue llevada aún más lejos por Ray Bradbury en el cuento titulado “La multitud”, donde ya no se trata de un solo hombre, sino de ese grupo de morbosos que siempre aparece de la nada cuando ocurre una tragedia: los que “están aquí como están en todos los accidentes. Para asegurarse de que vivan los que tienen que vivir y de que mueran los que tienen que morir. Y así ha sido siempre desde el principio de lo tiempos, cuando las multitudes se juntaron por vez primera. De esta manera el asesinato es más fácil. Buitres, hienas o santos. No sé que son”, dice el protagonista una vez que descubre sus intenciones. Quizá, entonces, para eso estaba ahí el hombre del paraguas: porque representaba a ese abogado del diablo necesario para que todo mal sea consumando. Bajo su mirada, el mundo se oscureció, aún en medio de un día soleado.

Literatura relacionada con el asesinato de Kennedy:
Libra, de Don Delillo.
América y Seis de los grandes, de James Ellroy.
Oswald: un misterio americano, de Norman Mailer.

Un análisis de las teorías del asesinato de Kennedy puede checarse aquí.

2 comentarios sobre “El Hombre de la Multitud”

  1. El concepto ha sido usado en varias ocasiones con diferentes resultadio literarios y mediáticos pero este post me hizo recordar la incómoda sensación de cuando lei el cuento de Bradbury ¡Brrrr! me dan ñáñaras. POca madre en blog. Pinche Bernie ¡tan difícil que es conseguir tus textos por acá!Échele ganas maextro. Lo leeremos con gusto y por qué no, prudencia. Presiento que hay muchos otros ¡brrrrrr! por venir.

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