And Life Is Wine

Manos ateridas de frío, engarrotadas a los vasos con cerveza, como si las dos horas de cola para conseguirlos significara no dejarlos escapar a ningún precio. Cinco grados centígrados en el Parque Alameda Poniente de la Ciudad de México. Ya The Rapture había ayudado a calentar a las 25 mil personas reunidas en el Manifest, el pasado sábado 27 de octubre. A las 9:37 PM apareció Interpol, mientras la Luna llena se abría paso entre las nubes, como si tampoco se quisiera perder el concierto. “Show me the dirt pile and I will pray that the soul can take”. La voz de Paul Banks rompió los dos años de espera. En ese tiempo, los de Nueva York acumularon un puñado de canciones que conforman Our Love to Admire, su tercer disco, pero sobre todo acumularon experiencia. Se les ve más sólidos que nunca, a la altura del culto internacional que han despertado. Sobrios, reacios a salirse del guión, no escatimaron ni uno sólo de sus temas más populares. La comunión con el público la redondeó un sonido perfecto, poco usual en tocadas masivas. El mejor momento: “No I in Threesome”: Banks y la multitud gritando la línea “And Life is Wine”, igual que un mantra de supervivencia. Ya no había cerveza ni tiempo de ir por ella. Pero Interpol es vino. El viento helado procedente del bosque de la Marquesa no pudo evitar la feliz embriaguez de los convocados.