¡Ya, güey, por favor, idiota!

En mayo de 2006, Nuevo León fue escenario de uno de esos fenómenos que le dan argumentos a las mamás: Internet está lleno de basura. Y no es que la red esté llena de “basura”, sino que ésta llama más la atención y a veces se vuelve más noticia que las verdaderas noticias.
El caso es que Édgar, un chico de Monterrey, se hizo famoso por protagonizar un video casero donde cae a un arroyo en una bochornosa escena, provocada por su primo Fernando, quien le agita los troncos que servían como puente. Por si fuera poco, Édgar presume una jerga fantástica de acento norteño: “¡Ya, güey, pinchi pendejo, güey. Ya, pinchi bato. Pinchi bato. Ya güey, por favor, idiota!”.
Todo es real. Y delirante, tanto que otros cibernautas hicieron decenas de versiones: la Star Wars, donde Edgar blande su espada láser; la Street Fighter, que adopta elementos del videojuego, y otra basada en la película El aro. Los periódicos y los noticieros (incluida la CNN) hablaron del fenómeno; Trino lo contó en sus Crónicas marcianas. Hay camisetas y un club de fans. Hasta la fecha es uno de los diez videos más vistos en YouTube.
La versión más novedosa es una donde Édgar la hace de emperador y cobra venganza de su primo y del hombre que graba la escena, para un supuesto comercial de las galletas de Gamesa. Digo supuesto porque no hay datos oficiales, sólo información extraída de blogs, y el video no muestra con eficacia el logo de Gamesa, como se supondría en un comercial. Hoy se cumplen ocho días desde que salió esta versión.
El caso de Édgar no es el único ni el último: hay cientos de celebridades efímeras de la red (la revista Forbes incluyó a tres en su listado de las 25 personas más influyentes de Internet). Están Numa Numa, un gordo que canta y baila; Coyoacán Joe y su antítesis: “Por un Coyoacán sin basura”; La Tigresa del Oriente, Delfín hasta el Fin, y, mi favorita, Keyra Agustino.
Alejandro Páez, en su columna en Día Siete, lamentó que las búsquedas más populares en Google durante 2006 no incluyeran noticias, sino frivolidades: “Una boba calenturienta como Paris Hilton, que no canta ni baila y sólo está allí, es el mayor interés noticioso”. La red tiene ese pequeño detalle: le da un nuevo sentido a las cosas bobas e inútiles. Le da argumentos a las mamás.

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