Actualidad del vampiro

“Tantas jóvenes muertas van a reposar, en su primera noche de bodas enterradas, bajo la cubierta de su tumba fresca”, se lee en la inquietante El vampiro de Ropraz (Anagrama, 2008), novela de Suizo Jaques Chessex que recrea un hecho verídico transcurrido en 1903 en una desolada provincia europea. La brutal vejación del cadáver de una hermosa joven revive antiguas supersticiones y remueve la “mugre primitiva”. Un monstruo anda suelto perturbando el sueño eterno de las vírgenes y los pobladores de la zona se desquician, se espían unos a otros, se acusan, se revuelcan en el lodo de la ignominia.

Narrado con una prosa precisa y envolvente, este libro deja claro que no importa que nunca hayan existido los vampiros: lo cierto es que su mito tiene un poderoso efecto en nuestra psique. Lo mismo demuestra la noticia revelada recientemente por antropólogos italianos sobre la mujer “vampiro” de Venecia, cuya imagen ilustra este post. Enterrada y desenterrada durante una epidemia de peste en la isla de Lazareto Nuevo en el siglo XVI, se le colocó un ladrillo en la boca para que no continuara alimentándose de sangre, según indicaba el rito medieval de exorcismo de vampiros.

Escribe Chessex en su novela: “Descifrar sin descanso la amenaza llegada del fondo de uno mismo y del exterior, del bosque, del techo que cruje, del viento que llora; del más allá, de arriba, de abajo: la amenaza llegada de otra parte”. Eso son los vampiros. Y por eso nunca mueren.