Un arrebato de juventud



Si esto no es una proeza, un designio divino para la manifestación pública, un karma político, entonces Salvador Lugo López está deschavetado.

Este hombre de 88 años escaló un muro del Palacio de Gobierno de Jalisco, en el centro de Guadalajara, y provocó el mayor clímax de la jornada de manifestaciones registrada ayer en la ciudad.

Los testigos fueron estudiantes de secundaria y de licenciatura, además de niños de una primaria y más ancianos. Y quedaron, no es exageración, estupefactos.

Dicen que Salvador es un clásico en las protestas, un artículo inventariado, imprescindible para darle sabor a cualquier movilización que se respete. Hoy, él estaba ahí, diciendo presente, trepando muros y cargando una edad en la que, estadísticamente, debería estar muerto.
Pegó tres calcomanías contra el placazo, esa abortada medida para recaudar fondos públicos, a precio de oro. Adhirió tres calcas a los muros del Palacio y fue capturado por la policía.
¿Una proeza? ¿Una estupidez? No, simplemente un arrebato de juventud.

Las fotos aparecieron en el periódico Público

3 comentarios sobre “Un arrebato de juventud”

  1. Otros ya están muertos en vida, en una cortina de humo que solo viven por «compromiso» o por la «religión»… Felicidades a este ser humano, que merece llevar ese distintivo porque algunos ni a eso llegan.

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