El millonario Master Chief

Llevamos meses leyendo artículos y noticias sobre el iPhone, el teléfono inteligente de Apple: desde la euforia previa a su lanzamiento hasta los pasos para desbloquear el móvil y su llegada a otros países. Incluso nos hemos reído con el capítulo iPhone de la saga Will it blend? (¿Se licuará?), donde Tom Dickson muestra en YouTube cómo se desbarata el teléfono en una licuadora.

Esta semana se consolidó otro fenómeno: el de Halo 3, el videojuego de Microsoft-Bungie que ha roto todos los récords de ventas y que revolucionó los juegos para múltiples participantes (su potencial en línea es inagotable). No existe nada como la serie Halo, y la empresa de Bill Gates, productora de Xbox, lo ha aprovechado con excelencia: es la punta de lanza para buscar la cima en el mercado de las consolas y los contenidos.

La venta de Halo 3 fue internacional, los días 25, 26 y 27 de septiembre. Esto informó Microsoft: 170 millones de dólares recaudados en las primeras 24 horas; el lanzamiento de un producto de entretenimiento más rentable de la historia; “un fenómeno cultural que está redefiniendo la industria”. ¿Grandilocuentes? Sí, y también veraces.

A pesar de ser productos diferentes, iPhone y Halo tienen un punto en común que los hace superiores en todos los sentidos: los dos potencializan sus cualidades cuando se conectan a Internet. De hecho, se habla de que más de un millón de personas se conectaron a Xbox Live en las primeras horas después del lanzamiento de Halo. Y los que faltan: la temporada navideña está a la vuelta de la esquina.

Los fanáticos estaban ansiosos por saber el destino de Master Chief, protagonista de la saga, en su complicada lucha contra la alianza de alienígenas Covenant, e inundaron la red con notas, chismes y foros de discusión. Existen videos donde se devela el misterio y otros, de índole futurista, cómica y apocalíptica, donde se habla de las implicaciones de Halo en la vida real: finanzas, cultura, entretenimiento.

Internet no sólo es un “producto” para la computadora: es la extensión natural de los teléfonos celulares, la multiplicación de espacios para los usuarios de videojuegos, la construcción de una nueva televisión, la revolución absoluta de las telecomunicaciones.

La foto que ilustra esta columna, de Marco Aurelio Vargas, apareció en la sección Correo de Público-Milenio, el 27 de septiembre.