En 1872, un barco llamado The Mary Celeste fue descubierto a la deriva en los mares de Portugal sin nadie en su interior. Jamás se supo nada del destino de sus ocupantes, por lo que el caso tomó tintes de “barco fantasma” y se convirtió en una leyenda. 135 años después, esta historia que parece sacada de una novela de piratas vuelve a repetirse en aguas australianas.
El día de hoy, un yate fue encontrado sin su tripulación flotando sobre la Gran Barrera de Coral, a 80 millas náuticas de Townsville. Lo más inquietante es que el motor seguía en marcha y –detalle escalofriante—en la cubierta la mesa estaba servida para la cena, con la comida y los cubiertos esperando a los comensales. El catamarán Kaz II (en la imagen) partió el domingo pasado con tres hombres a bordo del puerto de Airlie Beach, en el norte de Queensland, con destino a la costa Este australiana, y posteriormente fue descubierto abandonado.
Las autoridades han reportado que “todo parecía normal” en el interior del yate, salvo por la ausencia de sus tripulantes. Los tres chalecos salvavidas y el equipo de supervivencia, incluido una bengala de emergencia, estaban a bardo. Lo único que faltaba eran las balsas salvavidas. Este episodio recuerda también el filme –australiano, por cierto— titulado Terror a bordo (1989), en el que Nicole Kidman y Sam Neill son un matrimonio que sale a pasear en yate y cuya vacación se vuelve una pesadilla al encontrarse con otro barco abandonado y su único sobreviviente. Pero, como sabemos, la realidad siempre supera a la ficción. ¿Qué habrá pasado en realidad con estos marineros fantasmas?
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