Enterró a Kurt Cobain (Nirvana), Shannon Hoon (Blind Melon) y Layne Staley (Alice in Chains), todos músicos mucho más jóvenes que él. Incluso a un doctor que le aseguró que moriría en seis meses. Keith Richards, el mítico guitarrista de los Rolling Stones, parece hecho a prueba de todo, incluso de sí mismo. El año pasado se cayó de una palmera de la que intentaba bajar un coco y se partió la cabeza. Fue intervenido quirúrgicamente, la gira mundial de los Stones se suspendió, pero el incombustible Keith sobrevivió. Sus excesos con las drogas, las juergas y las mujeres son ampliamente conocidos, pero Richards acaba de añadir una anécdota –que permanecía inédita—al extravagante historial de su vida. Según declaró en una entrevista con la revista británica de música juvenil NME, durante una borrachera se esnifó las cenizas de su padre, quien murió en 2002. “Él fue incinerado y no pude resistir hacerme una línea con él. A mi padre no le habría molestado, no le importaba una mierda”, confesó con el cinismo que le caracteriza. Y agregó que, sin duda, es la cosa más rara que ha intentado esnifar. Todo sea por la comunión con los muertos.
Actualización: Keith Richards se retracta: Dijo mi papá que siempre no.