Balazos por el General

32 años y 108 días después de su muerte, Juan Domingo Perón volvió a generar ampollas. Hubo chispas y balazos. Hubo heridos. Hubo detenidos. Y todo por un cadáver. El del General argentino fallecido el 1 de julio de 1974. El mismo cadáver que en 1987 perdió las manos cuando los necrófilos —o fanáticos o desahuciados— profanaron su tumba. El mismo cadáver de quien en vida promovió otro melodrama cadavérico, el de su esposa Eva Duarte.

Conviene una cita de Bolaño: “Tengo una buena y una mala noticia. La buena es que existe vida (o algo parecido) después de la vida. La mala es que Jean-Claude Villeneuve es necrófilo”. “El retorno”, en Putas asesinas, Anagrama, Barcelona, 2001.

Aunque en la historia verificable no existe ningún Jean-Claude Villeneuve, muchos argentinos podrían representar el papel del exótico millonario de Bolaño. Así pasó con el cuerpo de Evita, perdido y hallado en el templo del absurdo 17 años después de su muerte (descansaba en Milán, fue llevado a España y luego, tras el regreso de Perón a Argentina, enterrado en el cementerio de La Recoleta). Así pasó con las manos del propio General, arrebatadas con alevosía y ventaja del panteón de la Chacarita, donde el ilustre político esperaba el traslado a su finca familiar de San Vicente, a 52 kilómetros al sur de Buenos Aires.

Fue el martes 17 de octubre de 2006. Fueron cuatro tiroteos. Fueron unos 50 heridos (según Clarín, ninguno de bala). Fueron golpes, patadas, enfrentamientos campales. Fueron 530 policías para más de cien mil curiosos por el traslado de los restos de Perón. Y fueron 32 años y 108 días de una drama que, si Jean-Claude Villeneuve existe, seguramente volverá a repetirse.

Un comentario sobre “Balazos por el General”

  1. El gran Bernie… nunca dejarás de ser grande… te acabas de convertir en uno de mis blogs favoritos… Es un privilegio volverte a contactar…

    un gran abrazo y Paz

    Boxer

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