¿Se sentó a ver la tele y se topó con el fútbol? ¿Escuchó la perorata de los narradores y pensó que estaban hablando en un dialecto desconocido? ¿Llegó a la oficina y no entendió nada de lo que decían sus compañeros junto a la cafetera? ¿Lo vieron feo por eso? ¿Se peleó con su novio porque le dijo que le iba a dar la de gajos a la vecina?
No se preocupe. Aquí le ofrecemos la primera entrega del Breve Diccionario para Legos, con el objetivo de que quite la cara de what y entienda, más o menos, lo que dicen los que dicen que saben de fútbol.
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Arquero: No le cambie de canal. Sí está viendo un partido de fútbol. También se le llama arquero al portero, único jugador que puede usar las manos durante el partido, siempre y cuando esté dentro del área grande (cfr. área chica).
Área chica: Cuando escuche que «el delantero se mete al área chica» puede estar tranquilo, no lo están albureando —aunque parezca. El área chica es el pequeño rectágulo que está justo frente a la portería, que sirve para reanudar el jugo cuando el balón sale por la línea de meta. El área grande, en cambio, es la zona de gracia donde el portero (cfr. arquero) puede tomar la pelota con las manos.
Barra: No es un arma para golpear a los contrarios. En realidad es un grupo de animación que, dicen, surgió en Argentina y se distingue por llevar mantas al estadio y alentar a su equipo con cánticos. Eso sí, cuando dos barras enemigas se encuentran, sí sirven para golpear a los contrarios.
Cachirul: Dícese del jugador que dice tener una edad cuando en realidad tiene otra, por lo general mayor a la permitida. Ejemplo: si su novia le dice a sus padres que usted tiene 30 años cuando en realidad tiene 45, usted es un cachirul. En México es una táctica muy socorrida, sobre todo en las ligas menores. Sólo basta recordar cuando en 1988 la Selección alineó a jugadores que ya no eran tan juveniles para disputar la eliminatoria de la Copa Mundial de Futbol Juvenil de 1989. Cuando los descubrieron, castigaron a México prohibiéndole competir en el Mundial de Italia 1990 (las fechas nos las refrescó Wikipedia).
Cámara húngara: No es una inovación tecnológica como la cámara phantom. Tampoco es un horno de cremación como la cámara de gas. Cámara húngara se refiere a cuando dos o más jugadores de equipos rivales comienzan a empujarse-jalonearse o darse manotazos sin que termine de estallar la bronca por completo.
Cambiar el ritmo: Aunque lo parezca, la expresión no tiene connotaciones sexuales. Más bien se refiere a que un jugador acelera o ralenta el avance de la jugada. Lo adelanta cuando se busca sorprender al rival; se ralenta cuando se prefiere hacer una jugada más elaborada o para permitir que sus compañeros ocupen su posición —tampoco se refiere al sexo— en la cancha (cfr. enfriar la pelota).
Cambio de juego: Si un jugador hace un cambio de juego no quiere decir que vaya a pasar del fútbol al básquetbol o al criquet. La expresión se refiere a lanzar la pelota de un extremo al otro de la cancha, por lo general de un solo golpe.
Dar un pase: Aunque muchos jugadores han tenido problemas con las drogas (Maradona, por ejemplo), no quiere decir que se vayan a poner a quemarle las patitas al diablo mientras juegan. Consiste en enviar la pelota a un compañero para que éste pueda continuar la jugada o, incluso, marcar un gol.
Enfriar la pelota: Aunque muchos partidos se juegan en lugares donde el calor hace de las suyas, la expresión nada tiene que ver con cuestiones térmicas. No se trata de meter el balón a la hielera. Se usa para describir cuando un jugador la conserva con la intención de bajar el ritmo del juego (cfr. cambiar el ritmo).
Esconder el balón: No es una travesura. Tampoco es una artimaña para evitar que el juego se detenga o finalice. Un jugador esconde el balón cuando lo cubre hábilmente para evitar que los rivales se lo quiten.
La banda: Cuando «el jugador se va por la banda» no es que se haya enfiestado y quiera baile. Sería tanto como creer que se fue por el mariachi. Esta expresión hace referencia a que un jugador corre por los costados de la cancha.
La de gajos: Tampoco es un albur. Si le dicen «saca la de gajos» no vaya usted a hacer una barbaridad. La de gajos se aplica como sinónimo de balón, al que también se le puede llamar la pelota, la bola o el esférico.
Los tacos por delante: Cuando el jugador «entra con los tacos por delante» no se pregunte usted si eran de bistec o al pastor. Tampoco de sesos, nana, cachete o tripa. Tacos se le llama a los tachones —también conocidos como spikes— que están en la suela de los zapatos y que sirven para que el jugador se afiance en al pasto —o alfombra— y no se resbale. Así pues, «entrar con los tacos por delante» se refiere a que el jugador es un chochino que quizo lastimar al contrario dándole una patada con los tachones de su zapato.
Nazareno: Si escucha que alguien quiere «crucificar al nazareno» hay de dos sopas: o está usted en un vía crucis de Semana Santa o el árbitro del partido acaba de cometer un grave error. Nazareno es un término casi en desuso que sirve para referirse al árbitro.
Peinada: Si alguien hace una peinada no necesariamente significa que se trate de un(a) estilista. Se le llama peinada a la acción de golpear levemente el balón con la cabeza, con la intención de dar un pase a un compañero que está detrás del jugador que ejecuta la acción.
Taquito: Cuando el jugador hace un taquito no quiere decir que tenga el síndrome del chef frustrado. Aquí se entiende como la acción mediante la cual, habilidosamente, el futbolista en cuestión golpea el balón con el talón, dando un pase sorpresivo e inesperado a un compañero —si le sale mal, entonces a un rival.
Romper la bola: Aunque suene a una acción violenta, no lo es tal. No quiere decir que el jugador haya enloquecido descosiendo la de gajos. Es una acción defensiva que consiste en golpear con fuerza la pelota a cualquier lugar, sin que haya intención de dar un pase (cfr. dar un pase).
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Hasta aquí con la primera entrega. ¿Sugerencias? Pónganlas (las sugerencias) en los comentarios. O bien, envíenlas a turcoviejo@gmail.com.