Sí, este espacio está dedicado a la basura deportiva. Sí, todo lo que publicamos entra en el rango de información orate. Pero a veces nos gustan las cosas bien hechas. Y, cuando esto sucede, decidimos llamar a los expertos. Así, invitamos a Alicia Calderón, periodista y maestra del área de Comunicación del ITESO, a que nos diera su opinión sobre la cobertura que prepararon las televisoras del país, Televisa y TV Azteca, so pretexto del Mundial Sudáfrica 2010. Esto es lo que nos mandó, y estamos muy agradecidos.
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Hace unos años estaba en Estados Unidos con un grupo de reporteros de varias nacionalidades. Una de mis primeras noches con ellos, hicieron una buena fiesta. Me gustan los ambientes multiculturales, así que me la estaba pasando muy bien hasta que cayó sobre mí el estereotipo de la mexicana guapachosa.
— Enséñanos a bailar salsa, Ali— La pidieron a la vez que me paraban frente a un japonés que tomaba clases de “ritmos latinos”. Algunas gringas querían aprender a bailar con él a través de mi jocosidad, que creían que llevaba en la sangre. Ante la presión, acepté y seguramente decepcioné. Mi ritmo murió en cuanto di el primer paso con el amable y técnico bailarín.
— Dos, dos, uno, derecha. Dos, dos, uno, izquierda. Dos, dos, uno, vuelta por atrás. Dos, dos, uno, vuelta por delante….— Ya ni les cuento qué pasó cuando sacaron la guitarra y me pidieron que cantara una ranchera. No cumplí con el estereotipo.
Mi narración estaría fuera de lugar (para no dejar de usar la frasecita) si no fuera por el Mundial de fútbol.
Las bondades del deporte son de los pocos valores aceptados universalmente. Decir que el deporte no nos hace bien es casi como decir que nos hace daño comer verduras. Ahí está parte de la importancia que le damos a los campeonatos mundiales de fútbol, pues no podríamos hacer lo mismo para ver qué grupo nacional aguanta consumir más cocaína.
Yo no soy muy futbolera, pero cada cuatro años me convierto y busco disfrutar. El problema aparece cuando seguir el campeonato y lo que pasa alrededor, se vuelve en nuestra contra y no es nada divertido. La televisión abierta mexicana nos bombardea con imágenes y frases estereotipadoras, segregacionistas y colonizadoras hechas desde la ignorancia (o no) de los responsables del marketing televisivo.
Si me aplicara a ver todos los días la televisión, podría citar decenas de ejemplos transmitidos durante estas campañas de Sudáfrica 2010, pero ni tiempo, ni ganas, ni cabello obscuro suficiente. Basta con un par de ejemplos contundentes.
Es la campaña de Televisa para mostrarnos que ya trabajaban desde Sudáfrica. Vemos a los periodistas y animadores vestidos como exploradores que van “descubriendo” África. Se les pierde Toño de Valdés, uno de sus conductores estelares. Aparece segundos después con la cara pintada como jugador de fútbol americano y vestimenta de piel de leopardito con rabos de animales colgando por todos lados. Los cantos del periodista blanco “conquistan” a un grupo de autóctonos negros, a quienes nada más les faltó un hueso en la cabeza para completar el cliché de “primitivos”, como les dice TV Azteca.
Los “creativos” de Tv Azteca, en cambio, se esforzaron un poco menos. En lugar de encargar modelitos de La Tigresa, decidieron irse a Coyoacán a comprar unos collares de caracolitos para el niño supuestamente africano que sale en sus campañas. Luego, para enseñarnos aún mejor el África profunda, nos pusieron animales salvajes que nos remiten al continente exótico, subdesarrollado y que poco tiene que mostrar más allá de su selva.
Vaya porquería: el discurso del Apartheid está vivo. Según estos señores de la tele, los blanquitos siguen conquistando a los negritos salvajes, eso sí, la conquista es “en buena onda” y con gente linda como la modelo Monserrat Oliver, quien se dedica a narrar el “salvajismo” de los surafricanos que comen carne cruda de camello. Cada que la veo a ella, y a otras reporteras de TV Azteca que no pueden esconder siempre su cara de fuchi, me imagino lo que está pensando: “Ash, qué asco de gente sucia hay en ese país de primitivos ¡eeeeh! ¿No les han llegado las estufas?” (La reportera Karla Iberia Sánchez no entra en esta categoría, claro está.)
Hay que decirlo: nadie se salva de tener estereotipos construidos en su cabeza. Es parte de nuestra inevitable ignorancia sobre muchos temas, más si se trata de la construcción de identidades nacionales. Pero, las televisoras tienen una responsabilidad que no han asumido y no pueden dejar en manos de cualquiera la construcción del discurso que transmitirán cada día, durante un mes, sobre un país y la gente que lo habita.
Homi Bhabha, teórico especializado en postcolonialismo, asegura que los discursos coloniales que construyen a las poblaciones como “inferiores” o “degeneradas” (con base en nuestra concepción occidentalizada de lo que es la modernidad, desarrollo, etcétera), favorecen los procesos de subyugación precisamente sobre ellas.
Si son muy clavados, les recomiendo hojear esta tesis que analiza cómo la Premio Nobel de Literatura, Nadine Gordimer, logra prescindir de narrar el color de la piel de sus personajes, situarlos como héroes y antihéroes del Apartheid, un conflicto precisamente racial.
Ya en otra ocasión podremos hablar (en otro lado porque nada tiene que ver con el fútbol) de cómo el estereotipo del colombiano narco y coco, ayuda a justificar las violaciones a sus derechos humanos por todo el mundo. Mientras tanto, yo sigo ensayando pasos matemáticos de salsa y unas tonadas de Lola Beltrán para cumplir con lo que algunos extranjeros esperan de mí.
PD. En el partido de esta mañana iba contra Argentina, por mamones y engreídos todos. (Chin, otro estereotipo.)
siempre pasa lo mismo… cuandop viaja uno al extranjero o en esos ambientes multiculturales, si se enteran que eres mexicano o de cierta nacionalidad te preguntarán según el caso
por chespirito
por los mariachis
y por el tono «cantadito» para hablar…
si eres española
seguro que te verán cara de giripollas, harán alusiones personales
por si no te bañas y hasta bromas y chistes de gallegos aunque no seas ni remotamente de ese lugar…
No sólo en los ambientes multiculturales. Las televisoras y diversos medios de comunicación inciden en que nos formemos esteriotipos de todos, hasta de nosotros mismos, y los consumamos. Eso sí, exceptuando cuando es en Brasil, México o en Chile, me da igual cuál sea el país sede y el esteriotipo que me quieran vender, no puedo enrabiarme por todo.
Qué atinado comentario-razonamiento Alicia. Lamentablemente no hay que esperar cuatro años para ver este tipo de recursos mediáticos, esto aparece todos los días en telenovelas, series, comerciales y hasta en noticieros, es lamentable y vergonzoso. Es importante desde luego resaltar algunos atributos que nos distinguen como ciudadanos de cierta nación, sin embargo hay que saber hasta qué punto podemos utilizar estas características para denotar o hasta comercializar la información que se transmite, y cuando se cae en los excesos, en el lugar común, se pierde cualquier dejo de personalidad y originalidad en los productos comunicativos emitidos, en este caso que nos platicas, de las televisoras mexicanas más poderosas.