Después de medio ver el partido de ayer entre México y Chile, ya no queda más que sacar las veladoras del cajón (afición rojinegra: compren doble ración) y prendérslas al santo que más confianza le tengan: el Tri no juega a nada. Claro, para como están las cosas en el país, habrá quien diga que le fútbol se lo llevaron los mismos cabrones que se llevaron al Diego Fernández de Cevallos. Yo les creería.
Muchas enseñanzas nos deja esta fase de preparación con rumbo a Sudáfrica. La más importante: que estos partidos moleros sirvieron para cualquier cosa —como recolectar dinero para toda la bola de pránganas y gorrones que iran en nombre de la Femexfut al continente negro— menos para armar un equipo. La Selección dirigida por Javier Aguirre no juega a nada, no está armada, no hay equipo. Y si en el Mundial vamos a depender del Venasno Medina para que nos saque del apuro como en los últimos dos juegos, pues entonces sí ya podemos saber a qué le tiramos. Vamos, hasta la joya de la corona, el Shisharitou Hernández, ya dio el bajón: si antes le daba por meter cuanta pelota le caía en los pies, ahora, quizá por solidaridad con el Bofo Bautista, las falla todas. Pero todas.
Todavía restan cuatro partidos de preparación que tendrán lugar en Europa y contra selecciones de verdad, al menos tres: Inglaterra, Italia y Holanda. El cuarto partido que se sacaron de la manga será contra Gambia. Después de ver el desempeño de la Selección contra potencias como Angola, Islandia, Corea y Bolivia, ya mejor ni prender la tele, como sugiere en buen @p3dr00.
En fin, en el sitio de la Femexfut dice que quedan 24 días y 17 horas para que inicie el Mundial. Que Dios, si existe, nos ampare.