Boogie: animación para tipos de coco duro

Boogie, el personaje creado por el Negro Fontanarrosa, llegó al cine

Como una ácida crítica hacia la mentalidad imperialista de los norteamericanos, Boogie el Aceitoso comenzó a publicarse en 1972 en la revista argentina Hortensias. Treinta y siete años después, el personaje llega a la pantalla grande con bombo y platillo. Aunque su creador, el dibujante y escritor argentino Roberto Fontanarrosa (1944-2007), no alcanzó a ver el resultado final, la cinta se mantiene fiel al estilo y humor característicos de la historieta, que en México se publicó durante años en la revista Proceso. De lado queda, en la pantalla, todo intento por suavizar la trama o los modales de su protagonista.

Boogie es una sátira del clásico héroe de acción: un ex militar-mercenario-xenófobo-misógino que ha luchado en todas las guerras, desde Vietnam hasta el Golfo Pérsico, y que ahora funge como matón a sueldo para la mafia italiana. En pocas palabras, un yanqui de hueso colorado que no duda un instante antes de jalar el gatillo. A la menor provocación. Un tipo sin sentimientos.

En esta ocasión, Boogie se enfrenta a un gran reto: la vejez. Para demostrar que aún es el mejor debe eliminar a un testigo sorpresa antes de que testifique en un espectacular juicio, capaz de borrar a la mafia italiana del mapa. A primera vista se podría decir que Boogie el Aceitoso es una especie de mezcolanza entre Sin City, Vampiros en la Habana y Duro de matar. Una película que no brilla por la animación, pero sí por un humor negro que, de tan corrosivo, puede herir susceptibilidades. Sangre y sesos por todos lados. Una cinta dominguera que, sin embargo, no debe tomarse a la ligera. Risas garantizadas.

Por acá, una entrevista en audio con el Negro Fontanarrosa, en el maléfico Disco Roboto.

cinéfilo aceitoso: Alejandro Aguirre