Estoy segura. El logro más grande al que puede aspirar un museo es la producción de exposiciones, incluso más que la visita de un artista importante. Cuando un museo puede y planea investigar, curar y organizar exhibiciones puede sentirse satisfecho. Digo esto pensando en un museo mexicano, de esos que por carencias monetarias y por la poca disposición de las instituciones que los mantienen carecen hasta de colecciones, el elemento por el que normalmente se llama a un espacio “museo”.
Así que da gusto volver a hablar de producciones locales: Francisco Rodríguez Caracalla. La cuadratura triangular del círculo se inauguró en el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara la misma semana de José Clemente Orozco: pintura y verdad en el Instituto Cultural Cabañas, y darse un paseo por las dos muestras significa reencontrarse con la tradición y la vanguardia de la historia de las artes visuales jaliscienses. Aplausos para las dos iniciativas.
La cuadratura triangular del círculo resulta un homenaje a los artistas jaliscienses empecinados en la evolución, la ruptura y la vanguardia. Javier Ramírez, investigador y curador de la muestra, supo bien cómo retratar la faceta valiente de Francisco Rodríguez Caracalla, no sólo artista visual, también maestro valiente en busca de apuestas que en su tiempo se criticaron como inspiraciones extranjeras que jamás tendrían sentido en las artes visuales locales, pero que supieron establecerse y arraigarse, que encontraron una identidad local igual de válida y creativa que las otras corrientes con las que convivía.
60 son las piezas de Caracalla fechadas entre 1933 y 1985. Del figurativo con guiños geométricos a la geometría formal con homenajes a Malevich y Kandinsky. Caracalla supo encontrar su propio camino después de su convivencia con la genialidad de José Clemente Orozco, ayudó en la fundación de las Escuela de Bellas Artes e incluso se embarcó en la crítica de arte. Resulta parte fundamental en el desarrollo de las artes visuales de Jalisco, y por eso la visita a La cuadratura triangular del círculo representa una buena lección de historia y de audacia.
opinión: Dolores Garnica