Futbol: crónicas de un sueño hecho pedazos
Uno, la historia de un gol (El Salvador, 2009). La magia del Mundial no radica en el deporte, sino en lo que significa cada partido para la historia de un pueblo. ¿O acaso hay un sueño guajiro más placentero que ver a México goleando a los gringos? Aunque la realidad sea todo lo contrario, el futbol brinda la oportunidad de enmendar los errores, de hacer justicia. De todo esto habla Uno, la historia de un gol. Documental que relata la odisea de la selección salvadoreña durante su participación en el Mundial de España en 1982: primera y única ocasión en la que han clasificado. Mediante una serie de entrevistas, los once protagonistas de esta historia revelan la lucha del espíritu humano contra las adversidades. Desde sus entrenamientos a mitad de una guerra civil, pasando por la asfixiante eliminatoria en la que derrotaron a México, hasta las precarias condiciones de su viaje al Mundial. Todo para concluir con la histórica goliza que recibieron por parte de la selección húngara en su primer partido, la más grande en un Mundial. El marcador: diez a uno. Aunque ese uno sabe a todo menos a derrota: en ese gol iba implícita la lucha de un equipo que dio todo en la cancha con tal de regresarle a su pueblo guerrillero un atisbo de esperanza.
Oiga, no se duerma
Perpetuum mobile (México, 2009). Al estilo Carlos Reygadas, Perpetuum mobile retoma la soporífera búsqueda del cine por alejarse de la literatura mediante el relato contemplativo, creando personajes que parecen más cercanos al documental que a la ficción. La historia gira alrededor de Gabino, un joven sin muchas ambiciones que sobrevive haciendo mudanzas y debe soportar a su autoritaria madre, una mujer obsesionada con la figura ausente de su hijo mayor. Nicolás Pereda, director y guionista, experimenta con una narrativa en la que los espacios vacíos cobran significando, recreando fielmente los silencios de la vida real. A pesar del ritmo “lento” hay en cada escena un humor negro que llega a despertar carcajadas involuntarias, sin que sepamos muy bien de qué nos estamos riendo. Sobresale la actuación de Gabino Rodríguez, quien interpreta a su homologo protagónico. Al final todo queda en la repetición de una desgastada formula artística que no defraudará a los amantes del cine tipo Reygadas.
Chilangazo
De la infancia (México, 2009). Casi nadie se ha dado cuenta, pero el cine chilango ya puede ser considerado un género. Sus características: personajes violentos, acento de barrio, sexo en cualquier lugar menos en una cama, algún asalto, más de dos muertos y la presencia incansable de clichés referentes al roce entre clases sociales («tú eres rico, yo soy un jodido»). A pesar de esto, De la infancia viene a ser al cine chilango lo que El bueno, el malo y el feo al spaghetti western: un clásico. Carlos Carrera corona su trayectoria con la adaptación de la novela homónima de Mario González Suárez. La cinta gira alrededor de una familia disfuncional de clase baja, centrándose en el esfuerzo que hacen Francisco y Damasco para superar la primaria y, de paso, el reto que implica su padre: un machista-golpea mujeres-drogadicto-borracho-ratero empedernido (interpretado magistralmente por Damián Alcázar), que obliga a su familia a vivir huyendo constantemente, persuadiéndolos en más de una ocasión para que sean cómplices de sus fechorías. Se observa en la trama una velada crítica a la sociedad mexicana, abordando el rompimiento generacional de una camada de niños sin valores, pero que a la vez hace uso de la imaginación infantil para vencer las adversidades. Lo único que falla es la presencia injustificada de un fantasma que en vez de dar miedo da pena. Pero fuera de eso, De la infancia resulta una cinta imprescindible, seguramente la favorita en el Festival, para ganar dentro de la categoría de Largometraje Mexicano de Ficción.
Harmony Korine y el mundo bizarro
Trash humpers (Estados Unidos/Reino Unido, 2009). Dentro del Festival hay una sección denominada Corrientes Alternas. Ésto significa «cine experimental» o «véase bajo su propio riesgo después de fumarse un churro tamaño industrial». Fue así que caí en la nueva cinta de Harmony Korine (Gummo, Julien Donkey-Boy, Mister Lonely): Trash Humpers. Es difícil definir de qué se trata. Un intento sería decir que los güeyes de jackass se drogaron a morir y luego intentaron hacer una cinta poética con aires de arte moderno y pseudoinstalación. Otra forma más elegante sería decir que la cámara sigue a un grupo de seres enmascarados haciendo pendejadas obscenas con botes de basura y todo lo que se encuentran a su paso, interrumpidos de vez en cuando por extraños personajes que recitan muy buena poesía. Como sea, sólo vale la pena verla si quieren apantallar a una morrita haciéndose los muy cultos-alternativos-mira qué películas tan raras veo. Definitivamente, Harmony Korine se desvió de esas tramas existencialistas que brillaban por su sencillez para darse aires de poeta. El resultado está, quizá, demasiado adelantado para nuestra época.
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textos: Alejandro Aguirre
wow! qué gran post!!!
y qué freaks todos por igual (incluido el autor!!)
eso de que todos están freaks es muy cierto! ja!
gran post!
y grandes orates, todos (incluido el autor, por supuesto).
Buena nota, solo una corrección mi estimado. El Salvador ya había ido a un mundial: México 70. Lograron clasificarse eliminando a Honduras en una serie que «supuestamente» originó la famosa «Guerra de las 100 Horas» entre estos dos países Centroamericanos.
Se escucha interesante ese documental ¿qué ondas? ¿Donde lo puedo ver? ¿Algún otro documental de fútbol interesante por ahí?