El fútbol…

Para Pedro Ortega y Fedro Guillén,
por ponerme a pensar

Cascarita playera sin porterías. Foto: Javier Verdín/La Jornada Guerrero.

El TweetDeck se aventó uno de sus gorgoritos y en la esquina superior derecha de este monitor vertical un letrerito avisó dos cosas: que había un mensaje nuevo y  una mención. Transcribo: «RT @fedroguillen: ¿Por qué el fut es el deporte más popular del planeta? ¿ideas? // Ahí les hablan @turcoviejo @rgomezjunco». Quien  reenvió el mensaje original fue P3dr00. Y prometí que hoy pondría cartas en el asunto. Aquí van.

Lo primero que me vino a la cabeza al leer la pregunta fue otra pregunta: ¿de veras es el más popular? Una consulta rápida a San Google arrojó que en 2006 la FIFA estimaba que había 270 millones de personas que jugaban al fútbol. Más allá de esta cifra, la consulta no me sacó de dudas. Lo único que quedó claro fue que ya mucha gente se la había hecho antes antes. La respuesta más común es aquella que apela a la facilidad para jugar al fútbol. Y algo hay de eso: sólo se necesita un balón y a jugar. Los recuerdos de la primaria demuestran que para una buena cascarita ni siquiera era necesaria una pelota: un bote de Frutsi relleno con servilletas usadas era suficiente. O, ya puestos a las manualidades, una bola de papel envuelta en cinta adhesiva. ¿Porterías? Una cortina de metal, una pared que tuviera insinuado un rectángulo, un par de sudaderas —o suéteres o mochilas o botes o piedras.  Además, los pueden jugar lo mismo hombres que mujeres, juntos o por separado. Sí, es muy fácil jugar al fútbol.

Pero me desvío de la pregunta. ¿Por qué el fut es el deporte más popular del planeta? Tengo que confesar que no lo sé. Pienso, por ejemplo, en países como Estados Unidos, Venezuela o Cuba, donde el fútbol no es precisamente algo que mueva multitudes y , sin embargo, tienen selecciones que compiten —al menos las dos primeras— con muy buen nivel. Mejor ni mencionar Argentina, Brasil, Uruguay o el mismo México, por poner sólo algunos ejemplos, donde el fútbol alcanza proporciones descomunales y se le pone, incluso, por encima de cuestiones más trascendentales —»Panem et circenses«, decían los romanos. En estos países el fútbol está más allá de las canchas: despierta pasiones, alimenta iras y mueve dinero. Sí, mucho dinero.

Si bien alrededor de deportes como el fútbol americano, el béisbol y el básquetbol se mueve mucho dinero, el fútbol también hace circular cantidades que rayan en el delirio. Pienso en países como España, que tiene ligas bien consolidadas de básquetbol y de balón mano, por ejemplo, pero que mueve casi toda su mercadotecnia deportiva alrededor del Real Madrid, el Barcelona y, por supuesto, su Selección Nacional y donde las transacciones por jugadores rebasan los millones de euros. El diario As publica que el Real Madrid es el club que más ingresos genera en todo Europa.

Y así se pueden citar ejemplos en otros países: Italia con el Milán y el Inter; Argentina con River Plate y Boca Juniors; Inglaterra con el Manchester United y el Chelsea; Brasil con Santos y el Corinthians; México con Chivas y América. En todos los países hay muchos más equipos, claro, pero los aficionados de esas escuadras mueven sus filias o fobias en función de esos dos «grandes».

Aspecto de una barra brava, grupo radical de animación. Foto de: Otras Tardes (www.otrastardes.com)

Y eso nos lleva a otro punto: la identidad. El fútbol es también un asunto de identidad: nacional —con las selecciones— o regional —con los equipos. La gente se siente identificada con tales o cuales colores y se vuelve capaz de cualquier cosa. Un familiar, por ejemplo, tenía en la sala de su casa pintado, sobre el muro, el escudo del Guadalajara. Era su carta de presentación para las visitas —que, una vez instaladas, bebían y comían en trastos rojiblancos, para luego ira a dormir a camas con sábanas y colchas y fundas rayadas. Y cuando está en juego la identidad, quedan de lado muchos otros factores. Sólo así se entiende que, aun con sus pobres resultados, los seguidores del Atlas siguan a pie firme apoyando al equipo rojinegro.

Repaso todo lo que he escrito y creo que sólo es un rollo sin sentido —una «masturbación mental», diría un amigo. Creo que es una pregunta que no tiene respuesta. Los aficionados del americano, el basquet o el béisbol dirán que la principal pendejada del fútbol es que permita los empates. Y estoy de acuerdo. Aunque de inmediato vienen a mi mente recuerdos de ocasiones donde un empate fue producto de un gran partido, una remontada espectacular o una lluvia de goles de primer nivel. (Y luego aparecen miles de empates aburridísimos, que son los más). Pero, pendejada o no, no le quita lo popular.

En fin. Si han llegado hasta aquí, merecerán un aplauso. Ha sido una perorata sin argumento. Creo que, al final, la respuesta sobre el por qué de  la popularidad del fútbol no existe. Sólo entenderá la cuestión aquel que, al menos una vez en su vida, fue el héroe de un partido y que sabe a qué me refiero cuando hablo de la emoción de marcar un gol, de evitarlo, de golpear al rival y ser golpeado, de sangrar por un balonazo o hacer una jugada espectacular. Porque, de ahí en más, sólo encuentro un argumento en la frase que hiciera célebre el célebre Jorge Valdano: «El fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes». Pero tampoco les sabría decir muy bien por qué.

Las Vergaras Rayadas del Guadalajara

Tomamos este cartón de Falcón, que aparece en el diario Público de Guadalajara, para ilustrar este post que habla sobre el tema sensación del momento: el revés que le dieron a Jorge Vergara al anunciarse que los derechos de comercialización de la marca Chivas no son de él, sino de la asociación civil del Club Guadalajara. Un verdadero verga… razo para el señor de los polvos mágicos.

Un poco de historia: hace siete años, Vergara le compró a varios accionistas sus paquetes de propiedad del Club Guadalajara —a.k.a. las Chivas—, con lo que se convirtió en dueño del equipo, sus propiedades y todo lo que tenga que ver con los rojiblancos. Sin embargo, hubo un grupo, comandado por Francisco Cárdenas, que no aceptó vender su parte y que desde entonces es el dolor de muelas más agudo que se haya imaginado Vergara. Lo han demandado y dado pelea en los tribunales para que les regresen lo que, dicen, es suyo por derecho. A veces ganan, muchas veces pierden. El más reciente capítulo, el que inspira este post, se lo llevó la AC.

La resolución es un chingadazo. En teoría, a partir de ayer Jorge Vergara debería pagar a la AC una cuota por el uso de Chivas. Ahí entra todo lo que se les ocurra: uniforme, logotipo, playeras, souvenires, contratos de televisión, patrocinadores, anunciantes. Decimos en teoría porque seguramente, como siempre pasa en México, habrá alguna argucia legal que le permita seguir usándolos. Y sus abogados ya trabajan en eso.

Todo lo anterior no quiere decir que Vergara vaya a regresar el equipo a la AC. Eso sí, tendrá que sentarse a negociar con su némesis, Francisco Cárdenas, que ahorita está engallado. Y si hace siete años no quiso vender su parte de las acciones, tengan por seguro que ahora, con el fallo, va a vender muy, muy, muy caro su amor. Por lo pronto,  Omijorge ha tratado de minimizar el asunto mediante comunicados. Pero va a seguir dando de qué hablar, de eso estamos seguros.

Ahora sí que a ver de qué cuero salen más correas.

Alierta, Telefónica y el cobro a los buscadores

Se llama César Alierta Izuel y es presidente ejecutivo de Telefónica, una transnacional de las telecomunicaciones con 261.4 millones de clientes en el mundo. Y está orate, obtuso, salido de un planeta oscuro y peligroso. ¿No me creen? Lean sus recientes declaraciones, vertidas en Bilbao durante un encuentro con PriceWaterCoopers.

Utilizan nuestras redes sin pagarnos nada, lo que es suerte para ellos y que es una desgracia para nosotros ¿no?, pero eso no va a poder seguir, es evidente. Quiero decir, las redes las ponemos nosotros, el peering lo hacemos nosotros, los sistemas los hacemos nosotros, el customer care lo hacemos nosotros, el servicio posventa lo hacemos nosotros, el servicio de instalación lo hacemos nosotros… lo hacemos todo. Quiero decir, ellos tienen algoritmos, y, este… los contenidos… ¿Cuál es la estrategia de Telefónica? Eso va a cambiar, estoy convencido, va a cambiar.

Lo peor es que ha generado polémica. La cita textual la tomé de SIGT.net, que incluyen un buen post en respuesta, y en el periódico Público de España tienen una buena nota al respecto. Pueden ver un video en Eitb (de ahí saqué el pantallazo que ilustra este post).

Parece que ahora todos los grandes corporativos quieren cobrar lo que sea en internet. Incluso si no lo producen ellos.

Fuera de Lugar, el (video)Podcast

Logos de los equipos tapatíos. En la extrama derecha está el del extinto Oro. Quítenlo e imagínense el de los Tecos, que también son de extrema derecha

Llegó el sábado y, con él, la hora de volver a ponerse delante de la cámara para soltar pestes futboleras. La modorra y las lagañas hicieron que el Turco Viejo estuviera hoy más pendejo que nunca. Sí, leyeron bien: más pendejo. Pero bueno, el video ya está en la web y ahora lo subimos aquí, así que ya no se puede hacer nada.

El que no falla es Les Yorsch, siempre fino y puntual en los controles.

Hoy se habló de:

1. Las Chivas. Y les dejamos un consejo al final del bloque, para que lo sigan.

2. El Atlas. Junto con sus muertos vivientes: Botinelli y Zepeda.

3. Los universitarios. Léanse los Tecos y los Leones Negros, que nomás no dan una.

Provecho.

¡Echen paja!

Desde tiempos muy remotos se tiene la idea de que los brasileños se enseñan a jugar fútbol con cocos, y que por eso son tan buenos en el arte de pegarle al balón y hacer magia con él. Este video viene a demostrar que no es cierto, la estrategia es otra. Mucho más dolorosa, por supuesto: duele el pie y duele el ego.

Lo del final es un homenaje a todos aquellos que alguna vez dedicaron el tiempo del recreo a jugar el legendario Burro castigado (o  como sea que lo hayan conocido).

Ojalá se rían tanto como nos reímos nosotros.

El espejismo de las Chivas

Abre uno los periódicos y en todos lados aparece gente hablando del buen paso de las Chivas. Prende uno la tele y no hay noticiero que no mencione, al menos una vez, los cuatro triunfos al hilo del Guadalajara. Por aquí y por allá doblan las campanas anunciando el renacimiento del equipo rojiblanco. Y bueno, algo tienen de razón. Pero… ay, los pinches peros. A veces se extraña un poco de hielo en los comentaristas deportivos, para que tengan cabeza fría al hacer sus análisis. Pero ya se sabe que, a menos que sea una fiesta —o una nevada descomunal—, el hielo no vende.

No puedo dejar de ver de reojo la «buena» racha de las Chivas. Y me explico: vistos en perspectiva, los cuatro triunfos que se califican como «históricos» se decoloran un poco cuando se revisa, con hielo, a los rivales: el Toluca está batallando para encontrar el buen fútbol que perdieron desde finales del torneo anterior; los Tigres están metidos en problemas de descenso y tiene ya mucho tiempo que no son rivales serios; los Tecos… bueno, qué se puede decir de los Estudiantes que no se haya dicho ya; finalmente, el Querétaro, que hace su lucha como puede pero que, igual que Tigres, deja mucho qué desear. Por decirlo de algún modo: a las Chivas le ha tocado un calendario a modo, con rivales fáciles. En su descargo, quizá, habrá quien diga que el torneo pasado tuvieron a los mismos rivales al arranque y les fue muy mal. Cierto, pero… no parece un argumento bastante consistente.

En medio de este espejismo hay, eso sí, una realidad: Javier Hernández, a quien ya los calenturientos y efusivos llaman El Súper Chícharo. Está levantando la mano con goles para ir a Sudáfrica y ha mantenido una regularidad que ya envidian sus colegas Omar Bravo y Omar Arellano. También es cierto que se ve un equipo más ordenado, que sin embargo, reitero, no ha encontrado un verdadero rival que les plante cara pero no porque sean invencibles, sino porque, vuelvo a lo mismo, les han tocado rivales a modo.

Yo creo que el buen paso de Chivas es un espejismo. Está bien, que los aficionados y las huestes de Vergara lo disfruten y lo presuman. Pero a los «profesionales» de esto, por favor, un pedido: un poco de cabeza fría.

Fuera de Lugar, el (video)Podcast

Pues consumado está: hemos vuelto a las andadas. Esta mañana se grabó la nueva entrega del Fuera de Lugar, el Podcast. Pero como la tecnología es una hija de mala madre que no tiene palabra, problemas técnicos nos impiden subírselos en este preciso momento para que se les llenen los oídos de balones. A cambio, les traemos este video, para que puedan escuchar de una vez el contenido de la grabación. En cuanto esté el archivo de audio, ai luego les avisamos.

Como ya es tradición, detrás de todas estas pendejadas y poniendo orden en la sala estuvo Les Yorsch.

Hoy hablamos de:

1. Cómo se nos acabó la primera temporada y todo lo que no pudimos comentar.

2. La Güera del Tec y una arenga a todas las nudistas del mundo a no dejarla morir sola.

3. El buen paso de las Chivas, del Chicharito y generales de los demás equipos.

Provecho.

Por cierto: en la grabación tuvimos una omisión severa: se nos olvidó anunciar que mañana, sí, mañana 7 de febrero, es el Súper Bowl. No se lo pierdan, acompáñenlo con leche y, nomás por no dejar, vamos Santos.

«La cosa es ser impuro y ético al mismo tiempo». Entrevista con Luis Camnitzer

El año pasado Robert Storr echó luz al arte contemporáneo. Y si creía que la polémica ya era suficiente desde las palabras del crítico estadunidense, entonces espere una bomba este lunes a las 20:30 horas en el Patio de los Naranjos con Luis Camnitzer, el artista, curador y crítico segundo a bordo de la Cátedra Instituto Cultural Cabañas.

El artista y curador uruguayo ofrecerá una charla en el Instituto Cultural Cabañas
El artista y curador uruguayo ofrecerá una charla en el Instituto Cultural Cabañas

Luis Camnitzer es el uruguayo nacido en Alemania, el cínico ético que sacará ampollas a los fanáticos del arte social, la acción militante y Manu Chao. Irritará a los que detestan a Gabriel Orozco por comercial y a los que siguen pintando wixárrikas porque creen que esa es la identidad mexicana. Se enfrentará a los artistas que no se cuestionan. Va la entrevista completa… Sigue leyendo «La cosa es ser impuro y ético al mismo tiempo». Entrevista con Luis Camnitzer

Esto sí es un Complot

Nina Complot

El fin del mundo está cerca. Y será, como dijo Lemony Snicket, una serie de eventos desafortunados: una anciana encenderá una aspiradora en la planta alta de un edificio de departamentos. El ruido molestará al vecino de abajo, que a su vez despertará al bebé de los vecinos que, como consecuencia, molestará a los vecinos y así hasta que una colilla de cigarros vaya a parar a una pipa de gasolina estacionada afuera de un consulado, que desencadenará una guerra nuclear. Y todo esto tendrá un color: verde. Verde como la portada del libro Nina Complot, autoría de Karen Chacek e ilustrado por Abraham Balcázar y que es, para más seña, la novedad editorial de Almadía.

La también autora de Una mascota inesperada cuenta que su nuevo libro nació como una especie de venganza personal contra una vecina suya amante de las aspiradoras ruidosas que, para completar, tenía ocho pericos. «Me volvía loca. Tenía dos alternativas: subir a su departamento y causar destrosos o buscar una salida imaginativa», cuenta Chacek. Evidentemente, optó por la segunda: creo la historia de Nina Complot, una niña que hereda de su padre el gusto por reír de las idioteces que cada tanto hacen los adultos.

Enfrentar el problema con un proceso creativo, dice Karen, es parte de un mecanismo de supervivencia. «La imaginación es nuestro instrumento por excelencia para encarar buenos y malos momentos, aunque a veces se nos olvida». Añade también que para echar a bolar la imaginación no es indispensable que todas las historias para los pequeños tengan que ser como burbujas que evadan la realidad. «Nina busca decirle al niño, o recordarle, que en el mundo cotidiano puede hechar a volar su imaginación.  No es necesario estar  sumergido en mundo ideal para poder volar libremente».

Con dos libros infantiles en su haber, Karen Chacek asegura que estos tiempos que corren son ideales para la literatura infantil porque las editoriales están promoviendo los libros como un juguete más. «Se está quitando esa asociación que liga la lectura con sólo el estudio o a un afán de aleccionar a los niños», dice la escritora. Y aquí estamos de acuerdo.

Hizo preguntas y luego escribió el post: Turco Viejo