De la memoria oral de los abuelos nace la palabra escrita de los jóvenes. Cuatro creadores de origen indígena crecieron con la lengua de su pueblo y el español. Son reconocidos por sus letras no sólo en su comunidad, sino en diversos horizontes del mundo. Como parte del séptimo Foro Anual de Novísimos Narradores en la FIL que organiza el crítico Julio Ortega, presentaron sus experiencias y algunos relatos: Elicura Chihuailaf de Kechurewe, Chile; Marisol Ceh Moo (se dice Que-mó) de Mérida, Yucatán; Odi González de Cusco, Perú, y Natalia Toledo de Juchitán, Oaxaca.
En la imagen, Marisol Ceh Moo
Publicar en lengua indígena no sólo es un reto económico, sino también cultural y social. Marisol es la mujer creadora de la primera novela en América Latina de lenguas originarias. Se encontró con múltiples contratiempos con el grupo de escritores de Yucatán, que señalaban que no podía salirse de los géneros trabajados anteriormente, donde por supuesto, la novela no cabía. Pero Marisol continuó y vio su primera publicación en mil ejemplares que ya casi se agotan después de cuatro meses, desde que salió a la venta.
La historia de Teya, un corazón de mujer está escrita en maya y español. X-Teya, u puksi´ik´al ko´olel trata de un defensor de campesinos que muere en la época de los setenta. “Teya vivía la juventud con ideas rebeldes. Quién no se acuerda del movimiento estudiantil del 68, quién no ha conocido a un héroe de su pueblo o de su país. Quiero darle vida y revalorar a los jóvenes que buscaban una situación de vida mejor”, dijo Marisol y aseguró que su obra es dedicada a estos luchadores sociales como Cornelio, Che Guevara, Rubén Jaramillo, Adolfo Ramírez Arana.
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[audio:http://composta.net/podcasts/amateur/fil-16-marisol.mp3]Recordar la voz de los ancianos es vivir con una filosofía de vida cercana al respeto por los mayores y la naturaleza. Al menos para Elicura Chihuailaf, “la escritura al lado de la palabra de los mayores es el arte de la conversación y de su consejo” es la columna vertebral de su oralitura porque es el centro de su pensamiento y su memoria. “Una disciplina del cariñoso respeto a los mayores y a la naturaleza”. Con su abuelo obtuvo largos silencios y relatos que “hablaban del origen de la gente nuestra, del primer espíritu mapuche arrojado desde el azul de las almas que colgaban en el infinito. Por las mañanas los mayores se preguntaban si habían soñado. Los verdaderos sueños tienen un carácter de anunciador de lo que vendrá. Cuando andamos dejando huellas proyectamos otras. Somos presentes porque somos pasados y sólo así somos futuro, tal como ha sido el sueño de la tierra. Debemos tomar de ella sólo lo necesario para vivir. Así como ella nos toma para transformarnos poco a poco en agua, aire, fuego y verdor”.
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[audio:http://composta.net/podcasts/amateur/fil-13-elicura.mp3]Hablarlo en casa pero no en la escuela no fue razón para que Odi González no siguiera utilizando el quechua como su lengua. Leía todo lo que encontraba, especialmente del primer novelista indígena de origen peruano, José María Arguedas. “Al escribir en español o quechua gozo de mis dos canales que confluyen de una manera casi natural”, dijo ante la pregunta de cómo se piensa para crear cuando se es bilingüe.
“El encuentro de culturas es un encuentro de dos códigos”, señaló Odi González, quien describió un ejemplo en el encuentro entre incas y españoles. “El código oral representado por emperador Inca, y el código de la escritura representado por el sacerdote Valverde. Para el encuentro lleva el objeto libro que es la Biblia. Valverde dice —aquí está la palabra de Dios—, a alguien que no maneja el código de la escritura.
El emperador Atahualpa le pregunta —¿Cuál Dios? Mi Dios es el sol.
—Hay un Dios que es todavía más poderoso que el sol que nos alumbra- dijo el sacerdote. El inca acerca ese libro a sus oídos con la intensión de oír que le puede decir ese Dios. Esta haciendo uso de su código. Sacude y no escucha nada. El inca resuelve arrojar la Biblia y dice
—Tu Dios no me dice nada-. Esto, lo toma el sacerdote como una ofensa y se produce el apresamiento y en dos horas murieron seis mil peruanos.”
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[audio:http://composta.net/podcasts/amateur/fil-14-edi.mp3]“Las palabras son como nubes. Como ellas, hacen figuras en el cielo, con las palabras se dibuja para reservar la memoria colectiva. Somos seres cambiantes. Las nubes pasan y se forman otras”, expresó la poeta zapoteca Natalia Toledo originaria de Juchitán Oaxaca, donde la mayoría son bilingües “por estrategia” de comercio.
Para los pueblos indígenas es importante guardar conocimientos y su manera de concebir el mundo, para cuando las generaciones nuevas se pregunten quiénes y de dónde son, supieran desde su propia historia. “Somos el resultado de un sincretismo. La pureza no existe y las lenguas son un fenómeno vivo que está en constante movimiento. Ser indígena no sólo es la expresión abstracta de lo pasado, tampoco es un sonido y ni forma únicamente; también es una interpretación del mundo”, describió Toledo.
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[audio:http://composta.net/podcasts/amateur/fil-15-natalia-toledo.mp3]Después de una lectura de sus varias creaciones, la venta de los últimos libros de Marisol, y las charlas más directas con los escritores; el público no dejaba de admirar, solicitar firma y charlar con los autores que se mostraron alegres durante el cierre.
Consejo mapuche:
A mayor silencio y consiguiente contemplación, más profundo será la comprensión del lenguaje de la naturaleza y por lo tanto mayor será la capacidad de síntesis de los pensamientos y sus formas con las que vamos fundamentando la arquitectura de la poesía y el canto necesario para convivir con nosotros mismos y los demás.
Consejo zapoteca:
Cómo sacarte la tristeza desde el conocimiento transmitido por la memoria: La tristeza para los zapotecas se encuentra en el torso, son espinillas como púas de azabache enterradas en el cuerpo. Con una hoja de maíz tieso que se deja remojando en agua con cal lo pasas por toda la espalda y es así como se escombra ese sentimiento.
Poesía quechua:
La virgen arcabucera
No soy espantapájaros de los trigales
De los papales e flor
Soy un danzante de las pandillas de Caracoto
A la muerte de mi marido, de mis hijos degollados como carneros
Matanza de los santos inocentes
Lucho contra los matarifes de ambos bandos
Carruaje de fuego me sobrevuelan
Batallones ensimismamos bullen en mi cabeza
Almas en pena
Poesía erótica maya:
Amo al hombre que duerme conmigo
Mientras la ciudad apaga sus luces
Quien tiene deseo para relatar el calor de sus carnes
Yo, niña, amante en veredera, danzando alrededor de su falo
Yo, niña que extiende su vientre cual isla hasta la perdida de mi sexo.
Elicura Chihuailaf de Kechurewe, Chile
[audio:http://composta.net/podcasts/amateur/fil-13-elicura.mp3]
Marisol Ceh Moo de Mérida, Yucatán
[audio:http://composta.net/podcasts/amateur/fil-16-marisol.mp3]
Odi González de Cusco, Perú
[audio:http://composta.net/podcasts/amateur/fil-14-edi.mp3]
Natalia Toledo de Juchitán, Oaxaca
[audio:http://composta.net/podcasts/amateur/fil-15-natalia-toledo.mp3]
Texto y fotos: Karenina Casarín