Crónica maldita sobre Jon Lee Anderson

Más de cien personas que no entienden lo que pasa asistieron muy contentas a escuchar una conversación entre Jon Lee Anderson, Rossana Fuentes y el director de El País, Javier Moreno, sobre el periodismo en la era global.

La fila de hasta adelante la ocuparon varios reporteros españoles, algunos fotógrafos que francamente se inclinan demasiado, como haciendo una reverencia, y dos que tres corresponsales de diarios locales. Yo pretendía informar de aquello para L.A. Composta FIL, pero se me olvidó el lápiz.

Un colega colocó su grabadora digital sobre uno de los postes que se une a otro por medio de una tela elástica y que delimita quiénes entienden más que otros. El aparato cayó tres veces. La culpa la tuvo primero un muchachito que, al cruzar la frontera, movió con las nalgas el tubo. Lo mismo sucedió con una mujer gorda a quien la precaución no le perdona las formas. Finalmente, un derrumbe más hizo que las pilas rodaran: el frustrado corresponsal sacó de su mochila una grabadora y un caset, presionó el botón rojo, cruzó la línea y se colocó junto a una de las bocinas, como la estatua de la libertad, nomás que con un artefacto de la era preglobal.

Foto: Diego Zavala Scherer/FIL