Se llama Caster Semenya, tiene 18 años, es velocista y ha atraído los reflectores del Mundial de Atletismo que se celebra en Berlín por dos razones: su facilidad para romper récords y… las dudas sobre su sexualidad: hay voces que cuestionan que Semenya sea una mujer. Dicen que se trata de un hombre transmutado.
La sudafricana acaba de ganar la medalla de oro en la competencia de 800 metros con un tiempo de 1:55:45, o sea, le dio dos vueltas a la pista en recontrachinga. Esa facultad suya para correr como alma que lleva el diablo, más la fealdad que la caracteriza (sólo hay que ver la foto para constatarlo), más algunas características suyas como el vello facial han ocasionado que se despierten dudas sobre su verdadero sexo. Son tales los cuestionamientos, que incluso la Federación Internacional de Atletismo sometió a la velocista a unas pruebas para confirmar su sexualidad.
El anecdotario de Caster tiene en sus páginas doradas un momento particular: un día, al preguntar por los baños en una gasolinera, el dependiente del lugar le señaló los baños de los hombres. Ella, molesta, le increpó: «Soy mujer, ¿quieres que te muestre mi sexo?».
Nosotros no necesitamos pruebas: le creemos. ¿Acaso tiene algo de malo ser feíto?