Ya está aquí. Ya se huele en el aire. El Torneo de Apertura 2009 está por comenzar y más de alguno ya se frota las manos. Aquí, más bien, nos frotamos la lagañas: últimamente los torneos son cada vez peores. Pero nos sigue gustando el fútbol.
Como pudieron —y hasta donde les alcanzó— algunos equipos hicieron la lucha por reforzarse. Otros, parece, hicieron su mejor esfuerzo por desmantelarse. Y otros no sabemos qué hicieron: Atlas, por ejemplo, decidió recurrir a una ouija para traer del mundo de los muertos a Miguel Zepeda, al recién resucitado Osorno y al intermitente Mario Méndez. El Atlante «dio la campanada» al traer a Santiago Solari —que viene, más bien, a juntar un poquito más para su Sistema de Ahorro para el Retiro. El Puebla vendió lo poquito que tenía y equipos como Pumas y Chivas no compraron ni dejaron ir. Ya se verá quién tuvo la razón.
El Torneo de Apertura 2009 arrancará con un entorno más bien bravo: la Selección Mexicana no marcha y eso, señores, no es más que un reflejo de lo mal que está el torneo nacional: una competencia donde un equipo que juega horrible como los Pumas—aunque nos duela— puede ser campeón y en el que, parece, la mediocridad se premia con una liguilla a la que puede entrar cualquiera, así una semana antes hubiera estado a punto de irse a Segunda División. Una liga donde todos los equipos se la van llevando, confiando en que, al final, podrán aspirar de cualquier forma al título.
Ya se ha discutido, en muchas ocasiones, la pertinencia de volver a los torneos largos, pero hay razones de mucho(s) peso(s) para que la decisión no se haya tomado. Aquí creemos que sería lo ideal. Y que el que termine en primer lugar de la tabla sea campeón directo, y que los pases a competencias internacionales se repartan entre los cinco o seis primeros lugares del torneo. Algo, más o menos, como lo que ocurre en España. (Esto parece cartita a Santa Claus o el Niño Dios o los Reyes Magos o a quien le escriban pedidos en Navidad).
En fin. A pesar de todo, ahí vamos a estar. Viendo algunos partidos, durmiendo otros. Y los mantendremos informados.