Diversas calamidades acechan al Distrito Federal, la Ciudad Terminal por excelencia: el Gran Terremoto por venir, la Gran Inundación que aguarda, paciente, en el drenaje profundo, grietas que se abren como bocas gigantes en el pavimento y que amenazan con tragarse la superficie y, por si fuera poco, virus mutantes y desconocidos que parecen salidos de un filme de ciencia ficción.
En su novela Hombre al agua, Fabrizio Mejía Madrid escribe:
“La ciudad se alimenta de sus catástrofes. Sin ellas languidecería en su simple deterioro. La catástrofe le ayuda a pensarse a sí misma en el único futuro que le interesa: reconstruirse, quedar como antes, quedarse y sobrevivir hasta la siguiente. Listos para la próxima”.
Tapabocas, salvavidas, vacunas, planes de contingencia, alertas sanitarias, los omnipresentes rómpase en caso de… La Ciudad de México es la trinchera más grande del mundo. Mientras tanto, y a pesar de los cierres de escuelas, museos, estadios y cines, la vida sigue su curso misteriosamente. En los bares repletos, la gente alza y choca sus copas. Bien lo dijo Joaquín Sabina: “Que el fin del mundo te pille bailando”.
Notas relacionadas:
Acá, nuestra nota Chilangolypsis Now! La tragedia es ahora. Y acá nuestra nota del peatón muerto… quién le manda andar sin auto. Y aquí la nota del león africano Simba, fallecido dramáticamente en la ciudad de México. No podía faltar nuestro clásico «Mañana es el terremoto«, sobre las grietas y el advenimiento del caos. Yeah! Sensacional D es un fanático del fin del mundo.
La foto la sacamos de El Universal, del que dejamos un link a su micrositio para dar seguimiento a la pandemia de influenza en la ciudad de México.
¡Virus!
¡Que miedo! Que no nos alcance!
Recaspita!
Ya se está conjurando una de las amenazas: se comenzó la construcción del Emisor Oriente, el cual le va a echar la mano al Drenaje Profundo.
No dejen que los auste el PANdejo de Luege.
Saludos, chingón tu blog.