Sobrevivió a un campo de concentración en la Segunda Guerra Mundial, a la caída de un avión que pilotaba cuando hacía prácticas para la OTAN, pero el cáncer terminó llevándose al escritor inglés J.G. Ballard, a los 78 años de edad. Uno de los autores más visionarios de la segunda mitad del siglo XX, con novelas como El mundo sumergido, Crash y Noches de cocaína, su imaginario de piscinas vacías, autopistas desoladas y complejos turísticos en decadencia se han ganado un indiscutible y privilegiado lugar en la literatura universal.
El mundo tardó en alcanzar las situaciones que planteó desde principios de los sesenta: los desastres ambientales del calentamiento global, la rebelión de los adolescentes ante el controlador entorno de los adultos, la violencia que palpita detrás de las sociedades acolchonadas y comatosas.
Ballard fue, además, un hombre entregado a sus tres hijos, a quienes tuvo que criar tras la muerte prematura de su esposa. Todo ello lo ha contado en sus dos autobiografías: La bondad de las mujeres y Milagros de vida, de reciente aparición en Mondadori. Ballard parte dejando tras de sí un planeta al borde del colapso, tal como lo previó. Afortunado él. Los demás aquí seguimos, matando el tiempo mientras llega el cataclismo final.
Vía: El País
Crash ahora es una realidad. Ballard vivió para ser testigo de ello.
La humanidad alcanza el orgasmo mirando accidentes y choques automovilisticos. Excelente.