Fueron 20 heridos, algunos con la pierna quebrada. Sucedió en un centro de convenciones de Tokio, el domingo pasado, durante una gigantesca feria de ciencia ficción, anime y manga. El colmo de la tecnología vuelta contra el hombre: la escalera eléctrica se encontraba saturada de personas, paró en seco y se echó en reversa; sus ocupantes no tuvieron tiempo de comprender que lo que sube puede bajar intempestivamente. El video que difundió la Associated Press muestra una escena bastante chusca, con protagonistas que no ocultan el pavor de sentirse al borde del precipicio. O del principio de la escalera.
En la ciudad pueden verse personas aterradas con las escaleras eléctricas, quizá intuyen que estas cobran vida y reniegan contra su destino de servir al hombre. Recuerdo un caso en Fábricas de Francia, hace bastantes años: era una jovencita morena, de pelo lacio agarrado en coleta, que confundía su miedo con risotadas. A otra la vi hace poco en Centro Magno: una adolescente que arrastraban hacia la escalera, para bajar al segundo nivel; el llanto llamaba la atención de la gente que hacía fila en el cine. Quizá se escuchaba en toda la plaza: parecía que llevaban a la niña a la boca del volcán.
La revolución de las máquinas es un tema recurrente de la ciencia ficción. Por eso impresiona que el caso de la escalera eléctrica sucediera en un país que apasionado por la tecnología y los productos culturales relacionados con las máquinas. Como si la escalera la hubiera manipulado Doctor Hell, con sus obsesivos planes de conquistar al mundo, sin ningún Mazinger Z ni un Koji Kabuto dispuestos a ofrecer sus tuercas y su vida para defender a la humanidad. En el video no se observa al Barón Ashler, pero seguro andaba por ahí.
Hay muchos casos de máquinas misantrópicas. Uno terrible fue el del Auto Increíble bajo un efecto demoniaco. En realidad se trataba de K.A.R.R., el prototipo que dio paso al poderoso K.I.T.T., ese Pontiac Firebird TransAm que tripulaba Michael Knight. KARR tenía un defecto de programación que lo hacía, al contrario de KITT, una máquina abominable. Pero esas son cosas del mondo ñoño, como la escalera eléctrica de Tokio.