Tuvieron que pasar quince días para que los ciegos admitieran su ceguera: que la contaminación del río Santiago es un peligro para los vecinos del afluente. Le pasó a funcionarios y a medios de comunicación. Si hubieran visitado el blog Por un Salto Digno, quizá se habrían apurado en quitarse la venda de los ojos.
En Por un Salto Digno encontrarán, además de noticias sobre el caso del niño Miguel Ángel López Rocha, víctima del Santiago, un video producido por el IMDEC sobre la contaminación en El Salto y Juanacatlán. 31 minutos de una factura excelente, con entrevistas a niños y adultos enfermos por las aguas del río, familiares de personas fallecidas, activistas y médicos.
No esperen nada divertido, como en las superproducciones de Michael Moore ni en las formas subvertidas de la nueva ola documentalista: el documental del IMDEC es una cruda fotografía, sin retoques, del problema que la Secretaría de Salud considera un invento de la prensa. Pocos motivos para reír.
En el blog puede escucharse un reportaje de José Galindo Robles para Radio Universidad, “Pueblos veneno. El peligro que no se ve”, que recupera un dato poco tratado en las últimas semanas: los cementerios clandestinos de cianuro. “Las fosas de cianuro son de tamaño considerable. Llegan a medir hasta 60 metros de ancho por 80 de largo y tienen una profundidad cercana a los cuatro metros. Los agujeros no son aislados con ningún material, por lo que se contamina el subsuelo y los mantos freáticos”, se escucha en la investigación, producida en 2004 y premiada en la V Bienal Internacional de Radio.
Por un Salto Digno publica un estudio de la Comisión Estatal de Agua (CEA) sobre las descargas y las fuentes de contaminación del Santiago. También puede leerse la audiencia ante el Tribunal Latinoamericano del Agua, que en octubre pasado exigió decretar emergencia sanitaria en El Salto y Juanacatlán.
Faltan los materiales que publicó Vanesa Robles el año pasado en este periódico y los anteriores del reportero Agustín del Castillo, que coinciden en lo mismo: la contaminación del Santiago es un peligro para la salud de los vecinos.
Cuatro meses después, el gobierno del estado se ciñe al refrán: ya muerto el niño, a entubar el río. ¿No sería mejor limpiarlo y aplicar la ley?
La foto la tomé de Por un Salto Digno.