Hay un nuevo héroe en el barrio. No es un hiphopero duro y de la calle ni un skato sin dientes. No es la chica de los mejores pasteles de naranja. Tampoco un policía sin escrúpulos. Es El Decapitador, un artista urbano que vuela la cabeza de sus víctimas con el poder de Photoshop y una impresora.
Como las intervenciones de Banksy, el graffitero anónimo más famoso y cotizado del mundo, “The East London Decapitator” se ha ido por el lado más gore de la subversión, para recomponer publicidades urbanas e incluso darle un nuevo sentido a las páginas de los periódicos. Su técnica es sencilla: se trata de crear una etiqueta del objeto decapitado y luego adherirla a la pieza original. Lo mejor es el huesito, tan tierno.
Una de sus recientes intervenciones, la del 30 de enero, está documentada en video y puede visualizarse desde YouTube; una especia de behind the scenes de la intervención, como lo llamaron en el blog Underwire, de Wired. Se trata del secuestro y liberación de decenas de ejemplares del periódico gratuito The London Paper. The Decapitator encuentra bastante apetecible la jeta de David Beckham para volarla de las páginas.
Lo mismo ha hecho con Barry B. Benson, protagonista de Bee Movie; el Coronel Sanders, de Kentucky Fried Chicken, y al acompañante cafetero del oso polar de Pimm’s Winter. Absoluta y sana diversión, para dejar a los transeúntes consternados o muertos de risa. La escena callejera londinense, siempre un paso a la vanguardia.