Bonito revuelo ha causado la nueva campaña de Burger King, el restaurante de hamburguesas que se distingue por sus promociones irreverentes. Y tan bonito les ha quedado el escándalo que la publicidad se volvió viral. ¿Quién podría negar otros quince minutos de fama?
La fórmula parece fácil: reconstruir estereotipos. En este caso, el de un mexicano gordo y chaparro contra el gringo alto y blanco. ¿Y de este estereotipo alguien dice algo? Por supuesto que no, porque los estándares de estética corporal distinguen lo bello en las personas blancas y altas. Peccata minuta.
El embajador de México en España, Jorge Zermeño Infante, pronto salió a defender el orgullo nacional:
Muy respetuosamente quiero externarle que dicha publicidad denigra la imagen de nuestro país y utiliza indebidamente la bandera nacional mexicana.
La versión la tomamos del diario Vanguardia, que recupera las declaraciones del director de Comunicación de la cadena trasnacional, Pablo Mazo, con una respuesta también estereotípica:
Por supuesto [que la intención] no ha sido ofender.
Sin tratar de defender el estereotipo, ¿cuántos mexicanos gordos y chaparros vemos en la calle todos los días? ¿Qué no somos así: gordos y chaparros? ¿Por qué nos escandalizamos cuando nos vemos reflejados en una campaña publicitaria? ¿En nuestro inconsciente somos la mayoría blancos y altos?
El Instituto Mexicano del Seguro Social lo ha repetido infinidad de veces: “es alarmante” el índice de obesidad y sobrepeso en la población mexicana, que según un reporte de 2008 identificaba a 70 millones de mexicanos con este tipo de problemas de salud.
¿Que somos chaparros? Una nota de Reforma en 2006 hizo el promedio de estatura de los jugadores de los equipos que participaron en el Mundial de futbol de ese año: México apareció en la última posición, con 1.76 metros de altura (acá el link a Reforma, de acceso restringido; acá, la nota reproducida en un foro de La Trinchera).
¿Y ahora nos asustamos de un anuncio publicitario? Sí, porque en nuestras mentes somos altos y blancos, como el gringo paliducho y escuálido, sin fuerza siquiera para abrir un envase, y no como El Cachito, ese luchador gordo y chaparro, bonachón, de la campaña de la Texican Whopper.
Larga vida a los estereotipos.
A la mierda de que se quejan. Mucha gente va vestida con esos zarapes y mascaras a el estadio para que la camara de Telerisa les de milesima de segundo de Fama.
Mi estereotipo mental no es gûero, mas bien es de las bahamas (de grande quiero ser como tu mandingo).
Mas que si nos indignamos por los estereotipos discriminatorios que nosotros mismos fomentamos pq todos los comentarios arriba mencionados tienen razón, pero lo que si me enoja es que hagan ese timpo de mezclas «Texican»
por favor!!!
Lo se, pueden lloverme argumentos de lo que es e TexMex y esas basofias, pero para mi no es concebible cuando son los Texanos quienes mas racismo expresan.