“Es difícil explicar las razones que hacen de un cuadro tan sencillo y humilde como “La lechera” una de las mayores obras maestras de todos los tiempos; pero pocos de los que hayan tenido la suerte de contemplar el original dejarán de convenir conmigo en que ello tiene algo de milagroso. Uno de sus rasgos prodigiosos tal vez pueda ser descrito, aunque difícilmente explicado: cómo consigue Vermeer una perfecta y paciente precisión al captar las calidades, los colores y las formas sin que nunca el cuadro parezca trabajado y duro.
Como un fotógrafo que de propio intento suaviza los contrastes demasiado fuertes de su fotografía sin deshacer las formas, Vermeer dulcifica los contornos y, no obstante, conserva la impresión de solidez y firmeza. Esta rara y excepcional combinación de precisión y suavidad es la que hace inolvidables sus cuadros mejores, que nos hacen ver con nueva mirada la sosegada belleza de una escena sencilla, dándonos una idea de lo que sintió el artista cuando contempló la luz filtrándose por la ventana y avivando el color de un pedazo de tela”, escribió el gran Gombrich en su “Historia del arte”. Este Vermeer, cuidado en el Rijksmuseum de Amsterdam visitará al Metropolitan Museum of Art de Nueva York del 10 de septiembre al 29 de noviembre…
Yo conocí a Vermeer por la película La joven con el arete de perla. Maravillosa, como la pintura.
Pues para los suertudos que puedan viajar a Nueva York…