La vida sin Lost

Fueron seis años de nuestras vidas. El día de hoy, la serie creada por J.J. Abrams para la cadena ABC, y que desató un fervor global sin precedentes, llega a su fin. Pero el último capítulo de Lost no sólo implica decir adiós a esta isla enigmática, a sus entrañables personajes, a su compleja trama y a todos sus misterios; sino también a toda una época en el universo de la cultura pop.

Damon Lindelof y Carlton Cuse, productores de la serie, afirmaron en una entrevista con The New York Times que el final de Lost también traerá consigo el fin del género de aventuras en las series de televisión. “Somos unos herreros en la era de internet”, comentaron. Y no les falta razón.

Como dice Simone Regazzoni en su libro Lost, la filosofía (recién publicado por Grijalbo en México, y altamente recomendable):

“Lost es una obra de arte televisiva que posee la fuerza de ir al corazón de la realidad. Cosa que hoy, cada vez en menor medida, consiguen las obras de arte llamadas de culto, o la ensayística académica […] La isla de Lost no es un mundo fantástico e inverosímil, sino la perfecta alegoría del mundo en el que vivimos”.

Por eso mismo, no dudamos que a los fanáticos de Lost nos pasará lo mismo que a sus personajes: quedaremos condenados a volver una y otra vez a esa isla que, como dice Jacob en el penúltimo capítulo, “parece necesitar tanto de ustedes como ustedes de ella”.

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