Recuperamos de nuestro cuaderno de notas algunas citas de la excelente novela La carretera de Cormac McCarthy, autor entre otras novelas de Meridiano de sangre y No es país para viejos. La carretera es un desolador relato de la marcha al sur que emprenden un padre y su hijo, en un mundo devastado y sin más esperanzas que la muerte.
Estas citas de la La carretera de Cormac McCarthy pertenecen a la edición de Editorial Grijalbo Mondadori, con la traducción Luis Murillo Fort, publicada en México en 2007.
Si no han leído La carretera, corran antes de que se estrene la cinta con Vigo Mortensen y Kodi Smit-McPhee como protagonistas, bajo la dirección de John Hillcoat (el estreno en Estados Unidos será el 25 de noviembre de 2009). Acá está un link a Scribd, donde pueden leer la novela completa en la traducción de Luis Murillo Fort (es la versión que publicó Mondadori en 2007, la misma de la que extraemos estas citas).
Pensó que si vivía lo suficiente el mundo se perdería por fin del todo. Como el agonizante mundo que habitan los ciegos nuevos, todo él disolviéndose lentamente en la memoria. (p. 20)
En esta carretera no hay interlocutores de Dios. Se han ido y me han dejado aquí solo y se han llevado consigo el mundo. Duda: ¿En qué difiere el nunca será de lo que nunca fue? (p. 30)
Una persona que no tuviera a nadie haría bien en apañarse un fantasma más o menos pasable. Insuflarle vida y mimarlo con palabras de amor. Ofrecerle migas de fantasma y protegerlo con su propio cuerpo. Por lo que a mí respecta mi única esperanza es la nada eterna y la deseo con toda mi alma. (p. 48)
Que así sea. Evoca las formas. Cuando no tengas nada más inventa ceremonias e infúndeles vida. (p. 59)
¿Tú crees que te miento?
No.
Pero piensas que podría mentir sobre lo de morirnos.
Sí.
De acuerdo. Quizá te mentiría. Pero no nos vamos a morir.
Vale. (pp. 78-79)
Dios no existe y nosotros somos sus profetas. (p. 127)
Donde los hombres no pueden vivir a los dioses no les va mucho mejor. Es preferible estar solo. (p. 129)
Cuando todos hayamos desaparecido entonces al menos no quedará nadie aquí salvo la muerte y sus días también estarán contados. En medio de la carretera sin nada que hacer y a nadie a quien hacérselo. Dirá la muerte: ¿Adónde se han ido todos? Y así es como será: ¿Qué hay de malo? (p. 129)
Una hora después estaban sentados en la playa contemplando el horizonte cubierto de niebla tóxica. Sentados con los talones hundidos en la arena vieron cómo el mar sombrío les lamía los pies. Frío. Desolado. Sin aves. (p. 160)
¿Qué hay al otro lado?
Nada
Algo habrá, ¿no?
Quizá un padre y su hijo sentados en la playa.
Eso sería bonito.
Sí. Sería bonito.
¿Y podría ser que ellos también llevaran el fuego?
Sí. Podría ser.
Pero no lo sabemos.
No lo sabemos. (pp. 160-161).
Olvidamos lo que queremos recordar, recordamos lo que queremos olvidar. Eso es lo de siempre.
Aun somos los buenos, verdad Papa.
Si, aun somos los buenos.
Con su padre enredado entre cobijas y lonas en la falda de la montaña el niño ve a un hombre con rifle a el hombre venir hacia el. El niño, toma la pistola entre sus dos huesudas manos y pregunta gritando:
¿Eres de los buenos?
Si.
Los buenos no se comen a los humanos.
Si.
¿Tu no comes humanos verdad?
No, yo soy de los buenos. De los pocos.
Esta novela, es un regalo de McCarthy para un mundo que se dirige a la deriva hacia este escenario. Desde que la leí no lo puedo olvidar cada vez que veo gente de este relato en mi vida diaria. Y mi vida diaria es diario.
Ja.
Al leer tu post me molesté un poco, porque ya había elegido como epígrafe justo esa frase de la página 127 «Dios no existe y nosotros bla bla bla» para unos textos que ando trabajando desde 2007, ni modo, de todos modos tendré que usarlos a pesar del impacto de la frase -ha sido la frase más famosa de ese libro, creo yo. Qué chido (y a la vez no) haber coincidido.
De todos modos resalto una frase más que no incluyes y viene justo en la penúltima-última página, en el penúltimo párrafo. Es lo que le dice la mujer al niño sobre el aliento de Dios que pasa de hombre a hombre… me parece que sintetiza la esencia del libro y, sin ser una moraleja, seculariza nuestra esperanza, nuestro concepto de esperanza, que es lo único a lo que pueden aferrarse las personas en un mundo como ése que, de algún modo, es un mundo como éste.
Saludos.
No recuerdo la pagina, pero esta casi al final donde el le dice al niño que «la bondad encontrara al niño, siempre lo hace»…….es uno de mis libros favoritos