Hubo un tiempo, hace ya algunos años, en que todo aquel que tomara un balón de baloncesto —y el Turco Viejo está incluido— se veía obligado, sin excepción, a sacar la lengua. Y si se hacía un drible para enfilarse al aro con mayor razón, sin importar que para alcanzar la canasta y clavar la bola faltaran muchos, muchos centímetros —para algunos ya era bastante proeza tocar el aro. Pero eso estaba en segundo plano. Lo importante era sentirse, por un momento, el número 23 de los Toros de Chicago, el considerado como el mejor basquetbolista de todos los tiempos, el hombre que vino a desafiar las leyes de la gravedad. Lo importante era sentirse Michael Jordan.
Con Scottie Pippen como su mano derecha, Jordan se encargó de mandar a los Toros de Chicago a su momento más glorioso: gracias a él lograron quedar campeones de la NBA en 6 ocasiones. En todas fue fundamental la labor del gran Michael. Sus habilidades en la duela le valieron varios trofeos MVP y fue invitado de rigor a los juegos de estrellas. Y eso era una delicia, porque entonces se podía ver el espectáculo que ofrecía Air Jordan en los concursos de clavadas. La marca deportiva de la palomita encontró en MJ una mina de oro, al grado de crear toda una franquicia dedicada al basquetbolista.
Todo eso era Michael Jordan, pero también fue beisbolista —luego de su primer retiro, del que volvió portando el número 45 antes de recuperar su inseparable 23—, jugador de golf y actor de cine —en la todavía recordada Space Jam, al lado de Bugs Bunny y todo el catálogo de la Warner Bros.
Todo esta apología tiene su razón de ser. Hoy, viernes 11 de septiembre, tendrá lugar el ingreso oficial de Michael Jordan al Salón de la Fama, cristalizando así el anuncio hecho durante el pasado mes de abril. Así, el 23 llega para ocupar el lugar que, aun antes de que se retirara de manera definitiva en 2003, todo mundo sabía que era para él. La expectativa por el evento es tal que éste tuvo que cambiar de sede y trasladarse a la sala de conciertos Symphony Hall de la Sinfónica de Springfield, con capacidad para dos mil 600 personas.
Junto con Jordan también ingresarán al Salón de la Fama David Robinson, John Stockton —otro maestro en el arte de botar la bola—, el entrenador Jerry Sloan y la entrenadora Vivian Stringer. Pero sin lugar a dudas el más celebrado fue MJ. Para constatarlo, nadie mejor que Charles Barkley, que con los Soles de Phoenix fue uno de los mayores enemigos —en la duela, claro — del reinado de Jordan:
«Creo que hay que ser realistas. Michael Jordan, para mí,es el mejor basquetbolista de todos los tiempos».
Y aquí estamos completamente de acuerdo.
es uno de lo mujores jugadores que he conocido en el mundo y aparte es mi jugador favorito y a honor de el le coloque el nombre de el a mi hermanito
Tienes absolutamente toda la razón. ¿Y tu hermanito también juega basquet?
TV