Fieles al estilo que ha ido tomando este espacio, posteamos esta nota tarde, pero sin sueño y todavía con el regusto del café de olla de la mañana en la boca.
Como ya todo mundo debe saber a estas alturas, la fauna futbolera está poco más que conmocionada. ¿La razón? La llegada al Real Madrid de Cristiano Ronaldo, que se quitó la camiseta del Manchester United por la nada, nada, nada decente cantidad de 94 millones de euros, que se traducen en cerca de 135 millones de dólares, que equivalen a 1,812 millones de viles y devaulados pesos mexicanos. Un dineral pues.
El Madrid ya había dado de qué hablar hace apenas unos días con el fichaje, por 65 millones de euros, del brasileño Kaká. Haciendo sumas, en una semana el equipo administrado por Florentino Pérez ha gastado, repetimos: sólo en una semana y dos monos, 159 millones de euros. Nomás. Todo con el objetivo de que el equipo Merengue —que vive su nueva versión Galáctica con el regreso de Florentino a la presidencia— logre superar la mala campaña de este año.
El diario mexicano Récord publica una comparación: con lo que costó CR7 —como se le llama al señorito luso— se puede comprar 3 veces la plantilla completa de los Pumas, actuales campeones del la Liga Mexicana; también se puede comprar 16 veces a Guillermo Ochoa, portero del América. Les puedo asegurar que, incluso, hay dependencias del gobierno federal en México que suspiran por la mitad —o la mitad de la mitad— de esa cantidad en sus prespuestos operativos.
La inversión que ha hecho el Real Madrid por estos dos jugadres —y en particular por CR7— ha levantado controversia en el mundo del futbol. Para muchos —este Turco Viejo incluido— es un dispendio innecesario: ¿cómo alguien que se dedica a llevar la pelota de un lado a otro —eso sí, con mucha clase, estilo y agilidad— puede costar tantos euros? ¿De dónde sale el dinero para financiar una transacción de esas cantidades? ¿En qué momento el futbol —esa cosa que lo divertía a uno por las tardes con porterías improvisadas con mochilas y sudaderas y donde la gloria estaba en meter un gol de taquito o tirarse una chilena (que no cogerse a una andina)— se convirtió en un asunto de tantos ceros? El mundo nunca lo sabrá.
Y ahora la pregunta de los 94 millones de euros es: ¿le van a quitar el número 7 a Raúl, jugador insignia, capitán del Real Madrid y principal símbolo del equipo desde hace muchos años, para dárselo a Cristiano?