Pues ya le leyeron la sentencia a Pepe, el jugador del Real Madrid que enloqueciera hace unos días y le propinara sendas patadas a Casquero —al que seguro confundió con el balón— durante el encuentro entre el Getafe y los Merengues.
El Comité de Competición de la Federación Española de Futbol le recetó al morenito la nada módica cantidad de diez partidos de suspensión, por lo que el central madridista ya puede olvidarse de esta campaña y, si alguien osa recontratarlo, del inicio de la siguiente. La sentencia se desglosa de la siguiente manera: cuatro partidos por las patadas que le dio a Casquero, otros cuatro por el puñetazo que le recetó a Albín (que llegó a defender a su compañero), uno más por interrumpir una jugada manifiesta de gol y el pilón por decirle al cuarto árbitro que todos, juntos, eran «unos hijos de puta».
Pero sanción que no toca bolsillo no es sanción: además deberá desembolsar 7.212 euros por concepto de multas, mientras que su club deberá palmar con 900. O sea, el chistorete les va a salir en más de ocho mil euros.
El Real Madrid puede apelar esta sanción. Aquí opinamos que ya mejor deberían de cerrar la boca, guardar a Pepe y no volverlo a sacar al campo sin antes darle de comer.
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