Tras el atentado en Morelia del 15 de septiembre pasado, donde murieron ocho personas y un centenar resultó con heridas, la psicosis en nuestras ciudades es algo de todos los días. Nos ganó el miedo. Y hay razones en las noticias para temer: el crimen, tan fascinante en las obras literarias, es un ingrediente repugnante en eso que llaman el mundo real.
Entre las cosas que más me han perturbado está el telefonazo de mis padres para preguntarme si la seguridad en la romería a la Virgen de Zapopan, a la que acuden cada año, estaba garantizada. Ellos, a su vez, habían recibido alertas de otros familiares sobre la posibilidad de hechos violentos. Les respondí que no, que todo era parte de la psicosis y de la generación de leyendas urbanas motivadas, ciertamente, por hechos reales.
El gobierno de Jalisco no notificó de ninguna amenaza real, de ninguna sospecha de peso que hiciera prever un atentado. El Arzobispado de Guadalajara —que cuenta con buenas relaciones políticas— tampoco alertó a sus feligreses. De cualquier forma, se montó un gran dispositivo de seguridad que se aprecia desde el viernes pasado en los alrededores de la Catedral de Guadalajara.
Como no se trata de que vivamos rodeados de policías, la seguridad se presenta de forma discreta, para no alterar el espíritu de la romería, el acto más masivo y devoto de los que se producen en Jalisco.
Las leyendas urbanas toman fuerza y se multiplican después de acontecimientos catastróficos o de gran impacto, como fueron los atentados en Morelia. Para nuestra mala suerte, esta semana se registró otro hecho violento en Lagos de Moreno, en el que murieron cinco policías en una balacera con facinerosos armados hasta los dientes.
Tras el tsunami que devastó Indonesia en 2004, se registraron alertas apócrifas hasta en Cihuatlán, Jalisco. Internet ayudó muchísimo para la proliferación de las falsas amenazas naturales.
Algo parecido ha ocurrido en las últimas semanas: quedamos tan asustados con los granadazos de Morelia que damos por cierto cualquier rumor, así provenga del correo electrónico de un sujeto que ni conocemos pero que asegura tener la información más fidedigna del mundo.
Acuda a la romería de Zapopan. Sacúdase la psicosis.
La foto de este post es de Giorgio Viera, para el periódico Público-Milenio