“Lo que me pasa tiene sentido cuando termina en un libro”: Orhan Pamuk
Orhan Pamuk escribe un diario para seguir cuerdo. Hoy, cuando despertó, escribió sobre su primer encuentro con la FIL y a mediodía inauguró el Salón Literario en el Auditorio Juan Rulfo, charlando con Rosa Montero.
El premio Nobel de Literatura 2006 escribe a diario, pero en su país, Turquía, tiene cuidado de lo que dice; Rosa Montero se lo recordó al preguntarle sobre sus problemas políticos (incluso sobre una colecta multitudinaria de firmas para encarcelarlo hace tres años).
“Ganar el Nobel te protege, pero en la Turquía de hoy, que es una sociedad más abierta, hoy los asesinos también gozan de mayor libertad, y quizá estas nuevas condiciones me han convertido en un blanco más grande”.
Eso dijo el escritor turco, que ahora reside con guardaespaldas en Estambul, la ciudad de la que escribe “porque es donde nací, es lo que conozco y no quiero decir que estoy enamorado de mi país”, aunque los clichés y la política lo persigan.
El museo de la inocencia, el libro que presentará esta tarde, también sucede en la Estambul de los setenta, como una novela acerca del amor, “pero no sobre lo bello del amor. Kemal, el protagonista, no quiere ser un Romeo, quiere estar con ella y no puede, quiere desenamorarse”, dijo el escritor.
Pamuk sigue sus ideales creativos: inventar novelas como enormes catedrales que sugieran algo de lo que trata la vida, convertirse en un novelista que ve la vida y la representa con precisión, que escribe sobre sí mismo pensando que la escritura es comunicación.
Texto: Dolores Garnica
Fotos: Carolina López Padilla