Que mi Nokia 3220 descanse en paz


Compré mi primer celular el 1 de agosto de 2006, pocos días después de mi llegada a DF. Opté por un Nokia 3220, con acceso a internet (que nunca usé), efectos de luz (que desactivé el primer día), juegos Java (que nunca jugué), envío y recepción de correo electrónico (que nunca pude usar), manos libres (que no necesité), gráficos (que nunca activé), 16 tonos de timbre (de los que usé sólo uno) y cámara fotográfica (cuyas fotos nunca bajé).

Anoche, en una fiesta en casa de Daniel Villanueva, mi Nokia 3220 pasó a mejor vida: se ahogó en un chapoteadero infantil, en la azotea de la casa. Hoy no prendió, a pesar de las horas frente al ventilador y bajo el sol. Mi teléfono sufría muchos achaques: tenía rota la carátula, se le caían los botones del teclado y la tapa de la pila iba sostenida con cinta adhesiva. Pero funcionaba: nunca dio problemas. De hecho, pienso comprar otro Nokia, por aguantadores.

Descanse en paz, mi querido Nokia 3220. Ojalá en tu chip se encuentren todos los teléfonos guardados.

Un comentario sobre “Que mi Nokia 3220 descanse en paz”

Los comentarios están cerrados.