En 1912 Pablo Picasso cambió el rumo del arte con un pedazo de hule negro. Mucho se habló de la innovación de «Les demoiselles d’ Avignon», que pintó en 1907, con la que inició formalmente el cubismo, pero, críticos e historiadores recientes le han otorgado ese beneficio histórico a George Braque. En años anteriores había experimentado con los métodos de Cézanne, artista que deseaba representar tres dimensiones desde múltiples puntos de vista y la superposición de planos y que, en manos y mente de Braque, resultó como cubismo.
El hule negro apareció cinco años después, cuando Braque y Picasso formaron un dúo de experimentación que duró hasta 1914. Picasso pintó sobre un pedazo de hule que simulaba el asiento de una típica silla de café parisino. Lo recortó para darle forma y después grabó sobre él los tejidos de fibras, y sobre ellas objetos fragmentados, los comunes en un café, como una taza o las mayúsculas JOU de journal (periódico) y otros tantos objetos poco reconocibles debido a su síntesis en figuras geométricas. Al final, Picasso pegó una cuerda alrededor del óvalo. Así se inventó el collage. Con esta pieza, pero además, con los agregados, demostró que la representación podía cambiarse incluso utilizando el hule, la cuerda y la pintura, y sobre todo, que un cuadro también es un objeto.
Picasso utilizó el hule para simular el asiento de una silla. Pudo utilizar un asiento real, pero se decidió por la simulación inventando así otro concepto en el arte. Picasso creó una pieza de relación espacial compleja, superpuso los objetos creando profundidad y elevación. Logró explicarnos que la realidad del pintor no es la realidad de todos, que de hecho, ninguna realidad es única, y que el artista posee otra “realidad”, una “rara” (en sus palabras) que puede representar y utilizar como le venga en gana, otro de los supuestos de los que partía el cubismo. “Esta rareza es lo que queríamos para hacer pensar a la gente sobre ella, porque éramos plenamente conscientes de que nuestro mundo se estaba haciendo muy extraño y no exactamente alentador”, explicó alguna vez el genio español. Descanso de FIL. Nos vemos la próxima semana.
Columna de: Dolores Garnica