El cuento de nunca acabar del chisme, ahí va, ahí va

Ana García Bergua (DF, 1960) asegura, refiriéndose a su más reciente libro de cuentos, Edificio, editado por Páginas de Espuma, que “apela a los chismosos, a los voyeuristas. Yo soy una persona decente que no se atrevería a espiar a los vecinos, por eso decidí imaginarme las situaciones que narran estos relatos. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia”.

Los ojos tímidos de Ana García Bergua (DF, 1960) decidieron ser voyeristas en Edificio
Los ojos tímidos de Ana García Bergua (DF, 1960) decidieron ser voyeuristas en Edificio

Y es que, a lo largo de los quince cuentos que conforman Edificio (que se presenta este domingo 29, a las 16:00 horas, en la sala Elías Nandino, dentro de la FIL), García narra las vidas de sus habitantes en una mirada que nos acerca a su intimidad como si fueramos una suerte de sutiles espías. Aunque es seguro que muchos lectores se verán retratados en las vivencias que cuenta, García comenta que “ este no es un libro realista, los personajes toman decisiones surreales. Es un poco un homenaje a ese lado enloquecido que tenían los escritores del exilio español”.

El proceso de construcción de este Edificio le llevó a García alrededor de tres años, ya que los cuentos se le fueron ocurriendo mientras trabajaba otros textos. Y el libro, con su portada recién impresa, luce su azul brillante bajo la mano de su autora.

“Me da gusto publicar en una editorial que apuesta por el cuento, creo que es un género que hay que rescatar, más para los chavos. Se dice que el cuento no vende, que la gente quiere comprar novela, y no es cierto. Hay que provocar en los lectores la curiosidad por leer cuento y tratar de acercarse a un género muy nuestro. Los mexicanos siempre hemos escrito historias cortas. El cuento te acompaña a todas partes con su brevedad”.

Los ojos de Ana García, grandes y tímidos, sonríen. Tal vez piensa que pronto su Edificio, un lugar que bien podría estar en cualquier lugar del mundo, acompañará los días ocupados de muchos lectores citadinos.

Texto y foto: Diana Martín